Los facultativos de varias ciudades insistían en que la pérdida de capacidad visual era de carácter irreversible.
“Es mejor resignarse” le dijo uno, mientras que otro reconoció las limitaciones de la ciencia médica. “Me temo que no hay nada para hacer. Una intervención quirúrgica no serviría de nada”, explicó.
Y la preocupación, madre de toda búsqueda por encontrar soluciones, le llevó a pedir a cristianos de varios países que le ayudaran a interceder a favor de su padre. Con esa idea en mente, escribió el email. Sin adornos gramaticales. Con crudeza: “Necesitamos la oración de todos ustedes”, decía al final.
¡Y la respuesta llegó! Su padre comenzó a ver nuevamente. Sin medicamentos, sin intervención quirúrgica, sin tratamientos. ¡Un verdadero milagro! Dios manifestó su gloria... (Su testimonio apareció publicado en la sección “Cartas de los lectores” en nuestra pasada edición).
No hay nada difícil para Dios
Lea la frase de nuevo. Es cierta. No hay absolutamente nada que se le dificulte al Creador. El mismo lo expresó a través del profeta: “Yo soy el Señor, el Dios de todo ser viviente. Nada hay imposible para mi.” (Jeremías 32:27. Versión Popular “Dios habla hoy”). Y también el evangelista escribe: “Para Dios no hay nada imposible.” (Lucas 1:37. Versión Popular “Dios habla hoy”).
¿Qué hacer?
Hay por lo menos tres principios a considerar. El primero, reconocer la grandeza de Dios. Él creó el cielo y la tierra (Génesis 1:1) y todo lo que le habita. Cuidó cada detalle. Este hecho nos lleva a concluir que su poder es ilimitado. Los muros e impedimentos los tenemos nosotros, en nuestra mente y en el corazón.
Un segundo aspecto es que, si Dios creó algo tan enorme como el universo, es obvio que le resultará fácil crear órganos, devolver la vista al ciego, la capacidad de caminar al paralítico y de hablar al mundo. ¿Ha tenido la oportunidad de apreciar una noche poblada de estrellas? Es un espectáculo sensacional. ¡Toda esa grandeza frente a nosotros! Él puede obrar un milagro en su existencia...
Y tercero, no hay límites. Basta que usted lo pida delante del Padre. Tal vez la sanidad a una enfermedad, provisión financiera o superar un problema que le roba el sueño. Sencillamente ¡No hay límites! ¡Basta que crea en el poder de Dios!
Quizá desea que le ayudemos a interceder. ¡Escríbanos! Queremos orar junto a usted. Estamos convencidos que Dios responderá con poder...
Correo electrónico: Ps. Fernando Alexis Jiménez
Correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Visítenos en Internet: http://www.adorador.com/heraldosdelapalabra
“Es mejor resignarse” le dijo uno, mientras que otro reconoció las limitaciones de la ciencia médica. “Me temo que no hay nada para hacer. Una intervención quirúrgica no serviría de nada”, explicó.
Y la preocupación, madre de toda búsqueda por encontrar soluciones, le llevó a pedir a cristianos de varios países que le ayudaran a interceder a favor de su padre. Con esa idea en mente, escribió el email. Sin adornos gramaticales. Con crudeza: “Necesitamos la oración de todos ustedes”, decía al final.
¡Y la respuesta llegó! Su padre comenzó a ver nuevamente. Sin medicamentos, sin intervención quirúrgica, sin tratamientos. ¡Un verdadero milagro! Dios manifestó su gloria... (Su testimonio apareció publicado en la sección “Cartas de los lectores” en nuestra pasada edición).
No hay nada difícil para Dios
Lea la frase de nuevo. Es cierta. No hay absolutamente nada que se le dificulte al Creador. El mismo lo expresó a través del profeta: “Yo soy el Señor, el Dios de todo ser viviente. Nada hay imposible para mi.” (Jeremías 32:27. Versión Popular “Dios habla hoy”). Y también el evangelista escribe: “Para Dios no hay nada imposible.” (Lucas 1:37. Versión Popular “Dios habla hoy”).
¿Qué hacer?
Hay por lo menos tres principios a considerar. El primero, reconocer la grandeza de Dios. Él creó el cielo y la tierra (Génesis 1:1) y todo lo que le habita. Cuidó cada detalle. Este hecho nos lleva a concluir que su poder es ilimitado. Los muros e impedimentos los tenemos nosotros, en nuestra mente y en el corazón.
Un segundo aspecto es que, si Dios creó algo tan enorme como el universo, es obvio que le resultará fácil crear órganos, devolver la vista al ciego, la capacidad de caminar al paralítico y de hablar al mundo. ¿Ha tenido la oportunidad de apreciar una noche poblada de estrellas? Es un espectáculo sensacional. ¡Toda esa grandeza frente a nosotros! Él puede obrar un milagro en su existencia...
Y tercero, no hay límites. Basta que usted lo pida delante del Padre. Tal vez la sanidad a una enfermedad, provisión financiera o superar un problema que le roba el sueño. Sencillamente ¡No hay límites! ¡Basta que crea en el poder de Dios!
Quizá desea que le ayudemos a interceder. ¡Escríbanos! Queremos orar junto a usted. Estamos convencidos que Dios responderá con poder...
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