De las palabras a los hechos: la gran diferencia

A Jorge Alfredo Mendoza el entusiasmo para correr la “Maratón Río Cali”, tan solo le alcanzó para cubrir la distancia de dos kilómetros. Había anunciado a sus amigos y familiares que estaba preparado para ganar la competencia. Y le creyeron. Al fin y al cabo, le veían salir cada mañana a trotar por el barrio.

 
--Yo veo a Jorgito muy preparado—refirió su abuelita cuando alguien le comentó que sabía de las intenciones del joven universitario.

--Mi hermano dice que, haciendo cálculos, cree llegar a la meta—dijo Alberto, el menor de la familia.

Y con ese entusiasmo a flor de piel, salieron a verle participar. Una noche de sábado. Hacía calor. Decenas de personas, a lado y lado de la avenida, presenciaban la justa.

Pero no llego ni siquiera a la mitad del recorrido. Amigos, familiares y conocidos no podían creerlo. Estaban tan seguros de que lo lograría... El que no estaba seguro era el propio Jorge Alfredo...

La diferencia...

Hay una enorme diferencia entre decir y hacer. Igual con el cristiano. Hay una brecha gigante entre profesar la fe y vivir la fe. Muchos saben que experimentar la Palabra es esencial para que haya coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Sin embargo, en el momento crucial, vuelven atrás.

¿Acaso ha escuchado a quienes dicen: Desde ahora voy a ser un cristiano irreprensible? Tal vez después de un servicio religioso. El corazón tocado por la emoción, les lleva a expresar una y mil promesas. Pero en el momento crucial, renuncian a su promesa. ¿Qué les ocurre? Hay factores que analizaremos a la luz de la Palabra.

¿Miedo al compromiso?

Con frecuencia, decenas de personas, tras reconocer en sus vidas el caos y la crisis fruto de sus acciones, admiten la necesidad de un cambio radical y de recibir a Jesucristo en sus corazones. Pero le temen al compromiso...

En los tiempos del Señor Jesús ocurría igual. Decenas veían su obrar poderoso, pero se negaban a creer: “A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él.” (Juan 12:37 Nueva Versión Internacional).

Otros por el contrario, se dejaban gobernar por las presiones de quienes les rodeaban. Temían al qué dirán: “Sin embargo, muchos de ellos, incluso de entre los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.” (versículo 42. Nueva Versión Internacional).

La falta de compromiso y el temor al qué dirán, constituyen enormes barreras para vivir a Cristo.

Respeto a los demás, respeto a nosotros

Un hecho a considerar es que, si respetamos las convicciones de las personas que están a nuestro alrededor, debemos esperar respeto a nuestra fe y, si no la tuviéramos, igual, avanzar sin mirar o prestar atención a sus comentarios.

No olvide que está de por medio nuestra vida presente y futura. El cambio en nuestra existencia, que nadie puede obrar sino cada uno, cuando toma la determinación de emprender un nuevo camino con ayuda de Jesucristo.

Quizá se encuentre en una frontera: tentado a regresar atrás, a permitir que quienes le rodean, ejerzan influencia en sus decisiones. ¿Quién puede darnos la fortaleza para seguir adelante? El Señor Jesucristo. Nadie más que Él.

Es hora que busque su fortaleza. Hágalo en oración. No quedará defraudado. Podrá seguir adelante. No olvide que está de por medio nuestra vida presente y futura. ¡Renunciar a Jesucristo, jamás! Sería la decisión más desacertada que pudiera tomar.

Quizá le falta algo...

Sí, aceptar a Jesucristo en su corazón. Es hora que lo haga. Es fácil. Basta con una sencilla oración. Permítale que entre en su corazón. Dígale: “Señor Jesucristo, reconozco que he pecado. Mi vida te necesita. Entra en mi corazón y haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”.

Si tomó esa determinación, le felicito. Ahora resta recomendarle tres cosas. La primera, que comience a hablar diariamente con Dios, mediante la oración. La segunda, que asuma el hábito de leer la Biblia cada día. Y la tercer, que comience a reunirse en una iglesia cristiana.

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme ahora mismo.

Ps. Fernando Alexis Jiménez
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