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Capítulo 1
La visión de la gloria divina
1:1 Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los
cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto
al río Quebar, los cielos se abrieron,
y vi visiones de Dios.
1:2 En el quinto año de la deportación del rey Joaquín,
a los cinco días del mes,
1:3 vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi,
en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí
sobre él la mano de Jehová.
1:4 Y miré, y he aquí venía del norte un viento
tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él
un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce
refulgente,
1:5 y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes.
Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre.
1:6 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.
1:7 Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como
planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
1:8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de
hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados.
1:9 Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando
andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.
1:10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león
al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro;
asimismo había en los cuatro cara de águila.
1:11 Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas
por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían
sus cuerpos.
1:12 Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu
les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían.
1:13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como
de carbones de fuego encendidos,
como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes;
y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.
1:14 Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza
de relámpagos.
1:15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda
sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados.
1:16 El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del
crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia
y su obra eran como rueda en medio de rueda.
1:17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no
se volvían cuando andaban.
1:18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor
en las cuatro.
1:19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto
a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas
se levantaban.
1:20 Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen,
andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen,
las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu
de los seres vivientes estaba en las ruedas.
1:21 Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban,
se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas
se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes
estaba en las ruedas.
1:22 Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una
expansión a manera de cristal
maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas.
1:23 Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas,
extendiéndose la una hacia la otra; y cada uno tenía dos
alas que cubrían su cuerpo.
1:24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido
de muchas aguas,
como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el ruido de
un ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas.
1:1:25 Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se oía una voz
de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas.
1:26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas
se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro;
y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía
de hombre sentado sobre él.
1:27 Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de
fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba;
y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía
resplandor alrededor.
1:28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día
que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue
la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando
yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que
hablaba.
Capítulo 2
Llamamiento de Ezequiel
2:1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.
2:2 Y luego que me habló, entró el Espíritu en
mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
2:3 Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel,
a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres
se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
2:4 Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido
corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el
Señor.
2:5 Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa
rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.
2:6 Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus
palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones;
no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son
casa rebelde.
2:7 Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar;
porque son muy rebeldes.
2:8 Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas
rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.
2:9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí,
y en ella había un rollo de libro.
2:10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por
delante y por detrás;
y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes.
Capítulo 3
3:1 Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve
y habla a la casa de Israel.
3:2 Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
3:3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas
de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como
miel.
3:4 Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel,
y habla a ellos con mis palabras.
3:5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua
difícil, sino a la casa de Israel.
3:6 No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil,
cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran.
3:7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no
me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura
de frente y obstinada de corazón.
3:8 He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros
de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes.
3:9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente;
no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde.
3:10 Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis
palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.
3:11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales
y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o
dejen de escuchar.
3:12 Y me levantó el Espíritu, y oí detrás
de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la
gloria de Jehová desde su lugar.
3:13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes
que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de
ellos, y sonido de gran estruendo.
3:14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó;
y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero
la mano de Jehová era fuerte sobre mí.
3:15 Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río
Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí
siete días atónito entre ellos.
El atalaya de Israel
(Ez. 33.1-9)
3:16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a
mí palabra de Jehová, diciendo:
3:17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel;
oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás
de mi parte.
3:18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y
tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea
apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá
por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.
3:19 Pero si tú amonestares al impío, y él no
se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá
por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.
3:20 Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere
yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú
no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había
hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de
tu mano.
3:21 Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de
cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás
librado tu alma.
El profeta mudo
3:22 Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me
dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.
3:23 Y me levanté y salí al campo; y he aquí que
allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había
visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.
3:24 Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó
sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Entra, y enciérrate
dentro de tu casa.
3:25 Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán
sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre
ellos.
3:26 Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás
mudo, y no serás a ellos varón que reprende; porque son casa
rebelde.
3:27 Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les
dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: El que
oye, oiga; y el que no quiera oír, no oiga; porque casa rebelde
son.
Capítulo 4
Predicción del sitio de Jerusalén
4:1 Tú, hijo de hombre, tómate un adobe, y ponlo delante
de ti, y diseña sobre él la ciudad de Jerusalén.
4:2 Y pondrás contra ella sitio, y edificarás contra
ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y pondrás
delante de ella campamento, y colocarás contra ella arietes alrededor.
4:3 Tómate también una plancha de hierro, y ponla en
lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad; afirmarás luego tu
rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás.
Es señal a la casa de Israel.
4:4 Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás
sobre él la maldad de la casa de Israel. El número de los
días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad
de ellos.
4:5 Yo te he dado los años de su maldad por el número
de los días, trescientos noventa días; y así llevarás
tú la maldad de la casa de Israel.
4:6 Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho
segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta
días; día por año, día por año te lo
he dado.
4:7 Al asedio de Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto
tu brazo, profetizarás contra ella.
4:8 Y he aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás
de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.
4:9 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo
y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número
de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días
comerás de él.
4:10 La comida que comerás será de peso de veinte siclos
al día; de tiempo en tiempo la comerás.
4:11 Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin;
de tiempo en tiempo la beberás.
4:12 Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo
cocerás a vista de ellos al fuego de excremento humano.
4:13 Y dijo Jehová: Así comerán los hijos de Israel
su pan inmundo, entre las naciones a donde los arrojaré yo.
4:14 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! he aquí
que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo
comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró
carne inmunda.
4:15 Y me respondió: He aquí te permito usar estiércol
de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan.
4:16 Me dijo luego: Hijo de hombre, he aquí quebrantaré
el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso
y con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto,
4:17 para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros
con espanto, y se consuman en su maldad.
Capítulo 5
5:1 Y tú, hijo de hombre, tómate un cuchillo agudo, toma
una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después
una balanza de pesar y divide los cabellos.
5:2 Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad,
cuando se cumplan los días del asedio; y tomarás una tercera
parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad; y una tercera
parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos
de ellos.
5:3 Tomarás también de allí unos pocos en número,
y los atarás en la falda de tu manto.
5:4 Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio
del fuego, y en el fuego los quemarás; de allí saldrá
el fuego a toda la casa de Israel.
5:5 Así ha dicho Jehová el Señor: Esta es Jerusalén;
la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella.
5:6 Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad
más que las naciones, y más que las tierras que están
alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y
no anduvieron en ellos.
5:7 Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos
multiplicado más que las naciones que están alrededor de
vosotros, no habéis andado en mis mandamientos, ni habéis
guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las naciones que están
alrededor de vosotros habéis andado.
5:8 Así, pues, ha dicho Jehová el Señor: He aquí
yo estoy contra ti; sí, yo, y haré juicios en medio de ti
ante los ojos de las naciones.
5:9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré
cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.
5:10 Por eso los padres comerán a los hijos
en medio de ti, y los hijos comerán a sus padres; y haré
en ti juicios, y esparciré a todos los vientos todo lo que quedare
de ti.
5:11 Por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, ciertamente
por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré
yo también; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré
yo misericordia.
5:12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia y será
consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte caerá a
espada alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los
vientos, y tras ellos desenvainaré espada.
5:13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo,
y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová
he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.
5:14 Y te convertiré en soledad y en oprobio entre las naciones
que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte.
5:15 Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las
naciones que están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios
con furor e indignación, y en reprensiones de ira. Yo Jehová
he hablado.
5:16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre,
que serán para destrucción, las cuales enviaré para
destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré
entre vosotros el sustento del pan.
5:17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces
que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por en medio de
ti, y enviaré sobre ti espada.
Yo Jehová he hablado.
Capítulo 6
Profecía contra los montes de Israel
6:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
6:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza
contra ellos.
6:3 Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová
el Señor: Así ha dicho Jehová el Señor a los
montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: He aquí que
yo, yo haré venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros
lugares altos.
6:4 Vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes
del sol serán quebradas; y haré que caigan vuestros muertos
delante de vuestros ídolos.
6:5 Y pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante
de sus ídolos, y vuestros huesos esparciré en derredor de
vuestros altares.
6:6 Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades,
y los lugares altos serán asolados, para que sean asolados y se
hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos serán
quebrados y acabarán, vuestras imágenes del sol serán
destruidas, y vuestras obras serán deshechas.
6:7 Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis
que yo soy Jehová.
6:8 Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las
naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos
por las tierras.
6:9 Y los que de vosotros escaparen se acordarán de mí
entre las naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté
a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí,
y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos; y se avergonzarán
de sí mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.
6:10 Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que
les había de hacer este mal.
6:11 Así ha dicho Jehová el Señor: Palmotea con
tus manos, y golpea con tu pie, y di: ¡Ay, por todas las grandes
abominaciones de la casa de Israel! porque con espada y con hambre y con
pestilencia caerán.
6:12 El que esté lejos morirá de pestilencia, el que
esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado
morirá de hambre; así cumpliré en ellos mi enojo.
6:13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos
estén en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares,
sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de
todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde
ofrecieron incienso a todos sus ídolos.
6:14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten
haré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia
Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.
Capítulo 7
El fin viene
7:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
7:2 Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el
Señor a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro
extremos de la tierra.
7:3 Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi
furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre
ti todas tus abominaciones.
7:4 Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia;
antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán
tus abominaciones; y sabréis que yo soy Jehová.
7:5 Así ha dicho Jehová el Señor: Un mal, he aquí
que viene un mal.
7:6 Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí
que viene.
7:7 La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo
viene, cercano está el día; día de tumulto, y no de
alegría, sobre los montes.
7:8 Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré
en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré
sobre ti tus abominaciones.
7:9 Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; según
tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti estarán tus
abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que castiga.
7:10 He aquí el día, he aquí que viene; ha salido
la mañana; ha florecido la vara, ha reverdecido la soberbia.
7:11 La violencia se ha levantado en vara de maldad; ninguno quedará
de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre
ellos quien se lamente.
7:12 El tiempo ha venido, se acercó el día; el que compra,
no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está sobre
toda la multitud.
7:13 Porque el que vende no volverá a lo vendido, aunque queden
vivos; porque la visión sobre toda la multitud no se revocará,
y a causa de su iniquidad ninguno podrá amparar su vida.
7:14 Tocarán trompeta, y prepararán todas las cosas,
y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre
toda la multitud.
7:15 De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre; el que esté
en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo
consumirá el hambre y la pestilencia.
7:16 Y los que escapen de ellos huirán y estarán sobre
los montes como palomas de los valles, gimiendo todos, cada uno por su
iniquidad.
7:17 Toda mano se debilitará, y toda rodilla será débil
como el agua.
7:18 Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá
terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus cabezas
estarán rapadas.
7:19 Arrojarán su plata en las calles, y su oro será
desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día
del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán
sus entrañas, porque ha sido tropiezo para su maldad.
7:20 Por cuanto convirtieron la gloria de su ornamento en soberbia,
e hicieron de ello las imágenes de sus abominables ídolos,
por eso se lo convertí en cosa repugnante.
7:21 En mano de extraños la entregué para ser saqueada,
y será presa de los impíos de la tierra, y la profanarán.
7:22 Y apartaré de ellos mi rostro, y será violado mi
lugar secreto; pues entrarán en él invasores y lo profanarán.
7:23 Haz una cadena, porque la tierra está llena de delitos
de sangre, y la ciudad está llena de violencia.
7:24 Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones,
los cuales poseerán las casas de ellos; y haré cesar la soberbia
de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.
7:25 Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá.
7:26 Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y habrá
rumor sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley
se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo.
7:27 El rey se enlutará, y el príncipe se vestirá
de tristeza, y las manos del pueblo de la tierra temblarán; según
su camino haré con ellos, y con los juicios de ellos los juzgaré;
y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 8
Visión de las abominaciones en Jerusalén
8:1 En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del
mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos
de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se
posó sobre mí la mano de Jehová el Señor.
8:2 Y miré, y he aquí una figura que parecía de
hombre; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba
parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente.
8:3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por
las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el
cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén,
a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba
la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.
8:4 Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel,
como la visión que yo había visto en el campo.
8:5 Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del
norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí al norte,
junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.
8:6 Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos
hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí
para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás
abominaciones mayores.
8:7 Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí
en la pared un agujero.
8:8 Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé
en la pared, y he aquí una puerta.
8:9 Me dijo luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos
hacen allí.
8:10 Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma
de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa
de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor.
8:11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de
la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de
ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa
de incienso.
8:12 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los
ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras
pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová;
Jehová ha abandonado la tierra.
8:13 Me dijo después: Vuélvete aún, verás
abominaciones mayores que hacen éstos.
8:14 Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová,
que está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí
sentadas endechando a Tamuz.
8:15 Luego me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete
aún, verás abominaciones mayores que estas.
8:16 Y me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová;
y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre
la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al
templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol,
postrándose hacia el oriente.
8:17 Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa
liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí?
Después que han llenado de maldad la tierra, se volvieron a mí
para irritarme; he aquí que aplican el ramo a sus narices.
8:18 Pues también yo procederé con furor; no perdonará
mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a mis oídos
con gran voz, y no los oiré.
Capítulo 9
Visión de la muerte de los culpables
9:1 Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos
de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para
destruir.
9:2 Y he aquí que seis varones venían del camino de la
puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su
mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón
vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano;
y entrados, se pararon junto al altar de bronce.
9:3 Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín,
sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó
Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura
el tintero de escribano,
9:4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en
medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente
a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones
que se hacen en medio de ella.
9:5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en
pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.
9:6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños
y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual
hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por
mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban
delante del templo.
9:7 Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos;
salid. Y salieron, y mataron en la ciudad.
9:8 Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo
solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah,
Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente
de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?
9:9 Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande
sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está
llena de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Jehová la
tierra, y Jehová no ve.
9:10 Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará,
ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre
sus propias cabezas.
9:11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía
el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho
conforme a todo lo que me mandaste.
Capítulo 10
La gloria de Dios abandona el templo
10:1 Miré, y he aquí en la expansión que había
sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parecía
como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.
10:2 Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra
en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones
encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad.
Y entró a vista mía.
10:3 Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este
varón entró; y la nube llenaba el atrio de adentro.
10:4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima
del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube,
y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.
10:5 Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta
el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.
10:6 Aconteció, pues, que al mandar al varón vestido
de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines,
él entró y se paró entre las ruedas.
10:7 Y un querubín extendió su mano de en medio de los
querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de él
y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó
y salió.
10:8 Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre
debajo de sus alas.
10:9 Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines,
junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era
como de crisólito.
10:10 En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma,
como si estuviera una en medio de otra.
10:11 Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían
cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en
pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban.
10:12 Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas
estaban llenos de ojos alrededor
en sus cuatro ruedas.
10:13 A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda!
10:14 Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de
querubín; la segunda, de hombre; la tercera, cara de león;
la cuarta, cara de águila.
10:15 Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi
en el río Quebar.
10:16 Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con
ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra,
las ruedas tampoco se apartaban de ellos.
10:17 Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se
alzaban, se alzaban con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes
estaba en ellas.
10:18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima
del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines.
10:19 Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra
delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se
alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental
de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba por
encima sobre ellos.
10:20 Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios
de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines.
10:21 Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y
figuras de manos de hombre debajo de sus alas.
10:22 Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto
al río Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho
hacia adelante.
Capítulo 11
Reprensión de los príncipes malvados
11:1 El Espíritu me elevó, y me llevó por la puerta
oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente; y
he aquí a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los
cuales vi a Jaazanías hijo de Azur y a Pelatías hijo de Benaía,
principales del pueblo.
11:2 Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan
perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;
11:3 los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas;
esta será la olla, y nosotros la carne.
11:4 Por tanto profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre.
11:5 Y vino sobre mí el Espíritu de Jehová, y
me dijo: Di: Así ha dicho Jehová: Así habéis
hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu,
yo las he entendido.
11:6 Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y
habéis llenado de muertos sus calles.
11:7 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la
carne, y ella es la olla; mas yo os sacaré a vosotros de en medio
de ella.
11:8 Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros,
dice Jehová el Señor.
11:9 Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré
en manos de extraños, y haré juicios entre vosotros.
11:10 A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré,
y sabréis que yo soy Jehová.
11:11 La ciudad no os será por olla, ni vosotros seréis
en medio de ella la carne; en los límites de Israel os juzgaré.
11:12 Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis
andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino
según las costumbres de las naciones que os rodean habéis
hecho.
11:13 Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías
hijo de Benaía murió. Entonces me postré rostro a
tierra y clamé con gran voz, y dije: ¡Ah, Señor Jehová!
¿Destruirás del todo al remanente de Israel?
Promesa de restauración y renovación
11:14 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
11:15 Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu
parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes dijeron
los moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová; a nosotros
es dada la tierra en posesión.
11:16 Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor:
Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por
las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario
en las tierras adonde lleguen.
11:17 Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor:
Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras
en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel.
11:18 Y volverán allá, y quitarán de ella todas
sus idolatrías y todas sus abominaciones.
11:19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo
pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra
de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
11:20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los
cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
11:21 Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus
idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus
propias cabezas, dice Jehová el Señor.
11:22 Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas
en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos.
11:23 Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la
ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
11:24 Luego me levantó el Espíritu y me volvió
a llevar en visión del Espíritu de Dios a la tierra de los
caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión que había
visto.
11:25 Y hablé a los cautivos todas las cosas que Jehová
me había mostrado.
Capítulo 12
Salida de Ezequiel en señal de la cautividad
12:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los
cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír
y no oyen,
porque son casa rebelde.
12:3 Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres
de marcha, y parte de día delante de sus ojos; y te pasarás
de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez atienden, porque
son casa rebelde.
12:4 Y sacarás tus enseres de día delante de sus ojos,
como enseres de cautiverio; mas tú saldrás por la tarde a
vista de ellos, como quien sale en cautiverio.
12:5 Delante de sus ojos te abrirás paso por entre la pared,
y saldrás por ella.
12:6 Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de
noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás
la tierra; porque por señal te he dado a la casa de Israel.
12:7 Y yo hice así como me fue mandado; saqué mis enseres
de día, como enseres de cautiverio, y a la tarde me abrí
paso por entre la pared con mi propia mano; salí de noche, y los
llevé sobre los hombros a vista de ellos.
12:8 Y vino a mí palabra de Jehová por la mañana,
diciendo:
12:9 Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella
casa rebelde: ¿Qué haces?
12:10 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Esta
profecía se refiere al príncipe en Jerusalén, y a
toda la casa de Israel que está en medio de ella.
12:11 Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así
se hará con vosotros; partiréis al destierro, en cautividad.
12:12 Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán
a cuestas de noche, y saldrán; por la pared abrirán paso
para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos
la tierra.
12:13 Mas yo extenderé mi red sobre él, y caerá
preso en mi trampa, y haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos,
pero no la verá,
y allá morirá.
12:14 Y a todos los que estuvieren alrededor de él para ayudarle,
y a todas sus tropas, esparciré a todos los vientos, y desenvainaré
espada en pos de ellos.
12:15 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparciere
entre las naciones, y los dispersare por la tierra.
12:16 Y haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del
hambre y de la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las
naciones adonde llegaren; y sabrán que yo soy Jehová.
12:17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:18 Hijo de hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento
y con ansiedad.
12:19 Y di al pueblo de la tierra: Así ha dicho Jehová
el Señor sobre los moradores de Jerusalén y sobre la tierra
de Israel: Su pan comerán con temor, y con espanto beberán
su agua; porque su tierra será despojada de su plenitud, por la
maldad de todos los que en ella moran.
12:20 Y las ciudades habitadas quedarán desiertas, y la tierra
será asolada; y sabréis que yo soy Jehová.
12:21 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:22 Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que
tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando
los días, y desaparecerá toda visión?
12:23 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor:
Haré cesar este refrán, y no repetirán más
este refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos días,
y el cumplimiento de toda visión.
12:24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá
adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel.
12:25 Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá
la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en vuestros
días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré,
dice Jehová el Señor.
12:26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12:27 Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen:
La visión que éste ve es para de aquí a muchos días,
para lejanos tiempos profetiza éste.
12:28 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor:
No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra
que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor.
Capítulo 13
Condenación de los falsos profetas
13:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
13:2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan,
y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra
de Jehová.
13:3 Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de
los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu,
y nada han visto!
13:4 Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel.
13:5 No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado
un muro alrededor de la casa de Israel, para que resista firme en la batalla
en el día de Jehová.
13:6 Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho
Jehová, y Jehová no los envió; con todo, esperan que
él confirme la palabra de ellos.
13:7 ¿No habéis visto visión vana, y no habéis
dicho adivinación mentirosa, pues que decís: Dijo Jehová,
no habiendo yo hablado?
13:8 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto
mentira, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice Jehová
el Señor.
13:9 Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan
mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán
inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán;
y sabréis que yo soy Jehová el Señor.
13:10 Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo:
Paz, no habiendo paz;
y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían
con lodo suelto,
13:11 di a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá
lluvia torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer,
y viento tempestuoso la romperá.
13:12 Y he aquí cuando la pared haya caído, ¿no
os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que
la recubristeis?
13:13 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial
vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumir.
13:14 Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis
con lodo suelto, y la echaré a tierra, y será descubierto
su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella;
y sabréis que yo soy Jehová.
13:15 Cumpliré así mi furor en la pared y en los que
la recubrieron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni
los que la recubrieron,
13:16 los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén,
y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová
el Señor.
13:17 Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de
tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra
ellas,
13:18 y di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay
de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen
velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas!
¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así
vuestra propia vida?
13:19 ¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados
de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir,
y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que
escucha la mentira?
13:20 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que
cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos,
y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis
volando.
13:21 Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré
a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa
en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.
13:22 Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del
justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del
impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole
ánimo,
13:23 por tanto, no veréis más visión vana, ni
practicaréis más adivinación; y libraré mi
pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy Jehová.
Capítulo 14
Juicio contra los idólatras que consultan al
profeta
14:1 Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron
delante de mí.
14:2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
14:3 Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en
su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de
su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos?
14:4 Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová
el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto
sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su
maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé
al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos,
14:5 para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se
han apartado de mí todos ellos por sus ídolos.
14:6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová
el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos,
y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.
14:7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros
que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí,
y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido
delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para
preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí
mismo;
14:8 y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré
por señal y por escarmiento, y lo cortaré de en medio de
mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.
14:9 Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo
Jehová engañé al tal profeta; y extenderé mi
mano contra él, y lo destruiré de en medio de mi pueblo Israel.
14:10 Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad
del que consultare, así será la maldad del profeta,
14:11 para que la casa de Israel no se desvíe más de
en pos de mí, ni se contamine más en todas sus rebeliones;
y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice Jehová el Señor.
Justicia del castigo de Jerusalén
14:12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
14:13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose
pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare
el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres
y bestias,
14:14 si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé,
Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente
sus propias vidas, dice Jehová el Señor.
14:15 Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren,
y quedare desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,
14:16 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice
Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían;
ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada.
14:17 O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa
por la tierra; e hiciere cortar de ella hombres y bestias,
14:18 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice
Jehová el Señor, no librarían a sus hijos ni a sus
hijas; ellos solos serían librados.
14:19 O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira
sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias,
14:20 y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo
yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a
hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.
14:21 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor:
¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén
mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia,
para cortar de ella hombres y bestias?
14:22 Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente,
hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que ellos
vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis
consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las
cosas que traje sobre ella.
14:23 Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos,
y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella,
dice Jehová el Señor.itulo
Capítulo 15
Jerusalén es como una vid inútil
15:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
15:2 Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más
que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los
árboles del bosque?
15:3 ¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra?
¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna cosa?
15:4 He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida; sus
dos extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó;
¿servirá para obra alguna?
15:5 He aquí que cuando estaba entera no servía para
obra alguna; ¿cuánto menos después que el fuego la
hubiere consumido, y fuere quemada? ¿Servirá más para
obra alguna?
15:6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di
al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores
de Jerusalén.
15:7 Y pondré mi rostro contra ellos; aunque del fuego se escaparon,
fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová,
cuando pusiere mi rostro contra ellos.
15:8 Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron
prevaricación, dice Jehová el Señor.
Capítulo 16
Infidelidad de Jerusalén
16:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
16:2 Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones,
16:3 y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre
Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán;
tu padre fue amorreo, y tu madre hetea.
16:4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue
cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada
con sal, ni fuiste envuelta con fajas.
16:5 No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto,
teniendo de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del
campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.
16:6 Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando
estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando
estabas en tus sangres: ¡Vive!
16:7 Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te
hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían
formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta.
16:8 Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí
que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti,
y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo,
dice Jehová el Señor, y fuiste mía.
16:9 Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de
ti, y te ungí con aceite;
16:10 y te vestí de bordado, te calcé de tejón,
te ceñí de lino y te cubrí de seda.
16:11 Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos
y collar a tu cuello.
16:12 Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa
diadema en tu cabeza.
16:13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era
de lino fino, seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite;
y fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar.
16:14 Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura;
porque era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice
Jehová el Señor.
16:15 Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de
tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.
16:16 Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos,
y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni
sucederá más.
16:17 Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo
te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste
con ellas;
16:18 y tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste; y
mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas.
16:19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de
la harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante
de ellas para olor agradable; y fue así, dice Jehová el Señor.
16:20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías
dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos.
¿Eran poca cosa tus fornicaciones,
16:21 para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras
a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía?
16:22 Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado
de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta,
cuando estabas envuelta en tu sangre.
16:23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay,
ay de ti! dice Jehová el Señor),
16:24 te edificaste lugares altos, y te hiciste altar en todas las
plazas.
16:25 En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable
tu hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.
16:26 Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de
carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme.
16:27 Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi
mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué
a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen, las cuales
se avergüenzan de tu camino deshonesto.
16:28 Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado;
y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste.
16:29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de
Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste.
16:30 ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová
el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera
desvergonzada,
16:31 edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo
tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a ramera, en que
menospreciaste la paga,
16:32 sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe
a ajenos.
16:33 A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones
a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes
se llegasen a ti en tus fornicaciones.
16:34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de
las demás mujeres: porque ninguno te ha solicitado para fornicar,
y tú das la paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente.
16:35 Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová.
16:36 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto
han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión
ha sido manifestada a tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones,
y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste;
16:37 por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados
con los cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los
que aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les descubiriré
tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez.
16:38 Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras,
y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y
de celos.
16:39 Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán
tus lugares altos, y derribarán tus altares, y te despojarán
de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán
desnuda y descubierta.
16:40 Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán,
y te atravesarán con sus espadas.
16:41 Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios
en presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser
ramera, y que ceses de prodigar tus dones.
16:42 Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti
mi celo, y descansaré y no me enojaré más.
16:43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud,
y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo también
traeré tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor;
pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria.
16:44 He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará
a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija.
16:45 Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido
y a sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas, que desecharon
a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro padre amorreo.
16:46 Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan
al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita
al sur de ti.
16:47 Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus
abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste
más que ellas en todos tus caminos.
16:48 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana
y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas.
16:49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia,
saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y
no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.
16:50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante
de mí, y cuando lo vi las quité.
16:51 Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque
tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado
a tus hermanas con todas las abominaciones que tú hiciste.
16:52 Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva
tu vergüenza en los pecados que tú hiciste, más abominables
que los de ellas; más justas son que tú; avergüénzate,
pues, tú también, y lleva tu confusión, por cuanto
has justificado a tus hermanas.
16:53 Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de
Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré
volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas,
16:54 para que lleves tu confusión, y te avergüences de
todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas.
16:55 Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas,
volverán a su primer estado; tú también y tus hijas
volveréis a vuestro primer estado.
16:56 No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en
el tiempo de tus soberbias,
16:57 antes que tu maldad fuese descubierta. Así también
ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las
hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian.
16:58 Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones,
dice Jehová.
16:59 Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré
yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para
invalidar el pacto?
16:60 Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté
contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo
un pacto sempiterno.
16:61 Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás,
cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores
que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto,
16:62 sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás
que yo soy Jehová;
16:63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más
abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo
que hiciste, dice Jehová el Señor.
Capítulo 17
Parábola de las águilas y la vid
17:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
17:2 Hijo de hombre, propón una figura, y compón una
parábola a la casa de Israel.
17:3 Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor:
Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de
plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo
del cedro.
17:4 Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó
a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comerciantes.
17:5 Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso
en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes,
la puso como un sauce.
17:6 Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura,
y sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo
de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó
mugrones.
17:7 Había también otra gran águila, de grandes
alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca
de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para
ser regada por ella por los surcos de su plantío.
17:8 En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que
hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta.
17:9 Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será
prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá
su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán;
y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces.
17:10 Y he aquí está plantada; ¿será prosperada?
¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque?
En los surcos de su verdor se secará.
17:11 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
17:12 Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido
qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de
Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes,
y los llevó consigo a Babilonia.
17:13 Tomó también a uno de la descendencia real e hizo
pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se llevó consigo
a los poderosos de la tierra,
17:14 para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que
guardando el pacto, permaneciese en pie.
17:15 Pero se rebeló contra él,
enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente.
¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo?
El que rompió el pacto, ¿podrá escapar?
17:16 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá
en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar,
cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió.
17:17 Y ni con gran ejército ni con mucha compañía
hará Faraón nada por él en la batalla, cuando se levanten
vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas.
17:18 Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó
el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho
todas estas cosas, no escapará.
17:19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto
que ha quebrantado, lo traeré sobre su misma cabeza.
17:20 Extenderé sobre él mi red, y será preso
en mi lazo, y lo haré venir a Babilonia, y allí entraré
en juicio con él por su prevaricación con que contra mí
se ha rebelado.
17:21 Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a
espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y
sabréis que yo Jehová he hablado.
17:22 Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré
yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal
de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el
monte alto y sublime.
17:23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará
ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y
habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a
la sombra de sus ramas habitarán.
17:24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová
abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo,
hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco.
Yo Jehová lo he dicho, y lo haré.
Capítulo 18
El alma que pecare morirá
18:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18:2 ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis
este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron
las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera?
18:3 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más
tendréis por qué usar este refrán en Israel.
18:4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma
del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare,
esa morirá.
18:5 Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho
y la justicia;
18:6 que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos
de la casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni se llegare
a la mujer menstruosa,
18:7 ni oprimiere a ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que
no cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo
con vestido,
18:8 que no prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad
retrajere su mano, e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre,
18:9 en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer
rectamente, éste es justo; éste vivirá,
dice Jehová el Señor.
18:10 Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, o
que haga alguna cosa de estas,
18:11 y que no haga las otras, sino que comiere sobre los montes, o
violare la mujer de su prójimo,
18:12 al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no devolviere
la prenda, o alzare sus ojos a los ídolos e hiciere abominación,
18:13 prestare a interés y tomare usura; ¿vivirá
éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto
morirá, su sangre será sobre él.
18:14 Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los
pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos;
18:15 no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos
de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare,
18:16 ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos;
al hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo;
18:17 apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere;
guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá
por la maldad de su padre; de cierto vivirá.
18:18 Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente
al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí
que él morirá por su maldad.
18:19 Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará
el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la
justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto
vivirá.
18:20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará
el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo;
la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío
será sobre él.
El camino de Dios es justo
(Ez. 33. 10-20)
18:21 Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo,
y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia,
de cierto vivirá; no morirá.
18:22 Todas las transgresiones que cometió, no le serán
recordadas; en su justicia que hizo vivirá.
18:23 ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová
el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
18:24 Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad,
e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo,
¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán
tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por
el pecado que cometió, por ello morirá.
18:25 Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd
ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros
caminos torcidos?
18:26 Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad,
él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá.
18:27 Y apartándose el impío de su impiedad que hizo,
y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su
alma.
18:28 Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones
que había cometido, de cierto vivirá; no morirá.
18:29 Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino
del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente,
vuestros caminos no son rectos.
18:30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos,
oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos,
y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad
causa de ruina.
18:31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis
pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por
qué moriréis, casa de Israel?
18:32 Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová
el Señor; convertíos, pues, y viviréis.
Capítulo 19
Lamentación sobre los príncipes de Israel
19:1 Y tú, levanta endecha sobre los príncipes de Israel.
19:2 Dirás: ¡Cómo se echó entre los leones
tu madre la leona! Entre los leoncillos crió sus cachorros,
19:3 e hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió
a arrebatar la presa, y a devorar hombres.
19:4 Y las naciones oyeron de él; fue tomado en la trampa de
ellas, y lo llevaron con grillos a la tierra de Egipto.
19:5 Viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía
su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por leoncillo.
19:6 Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo, aprendió
a arrebatar la presa, devoró hombres.
19:7 Saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra
fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos.
19:8 Arremetieron contra él las gentes de las provincias de
alrededor, y extendieron sobre él su red, y en el foso fue apresado.
19:9 Y lo pusieron en una jaula y lo llevaron con cadenas, y lo llevaron
al rey de Babilonia; lo pusieron en las fortalezas, para que su voz no
se oyese más sobre los montes de Israel.
19:10 Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada
junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las
muchas aguas.
19:11 Y ella tuvo varas fuertes para cetros de reyes; y se elevó
su estatura por encima entre las ramas, y fue vista por causa de su altura
y la multitud de sus sarmientos.
19:12 Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento
solano secó su fruto; sus ramas fuertes fueron quebradas y se secaron;
las consumió el fuego.
19:13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad
y de aridez.
19:14 Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su
fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey. Endecha es
esta, y de endecha servirá.
Capítulo 20
Modo de proceder de Dios con Israel
20:1 Aconteció en el año séptimo, en el mes quinto,
a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de
Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.
20:2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
20:3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así
ha dicho Jehová el Señor: ¿A consultarme venís
vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor.
20:4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar
tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres,
20:5 y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: El
día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar
a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en
la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo:
Yo soy Jehová vuestro Dios;
20:6 aquel día que les alcé mi mano, jurando así
que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había
provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas
las tierras;
20:7 entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones
de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos
de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.
20:8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme;
no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus
ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría
mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra
de Egipto.
20:9 Con todo, a causa de mi nombre, para que no se infamase ante los
ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui
conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto.
20:10 Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,
20:11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por
los cuales el hombre que los cumpliere vivirá.
20:12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen
por señal entre mí y ellos,
para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.
20:13 Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el
desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis decretos, por
los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá; y mis días
de reposo profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría
sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos.
20:14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase
a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
20:15 También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando
que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye
leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
20:16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos,
y mis días de reposo profanaron, porque tras sus ídolos iba
su corazón.
20:17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté,
ni los exterminé en el desierto;
20:18 antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los
estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis
con sus ídolos.
20:19 Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y
guardad mis preceptos, y ponedlos por obra;
20:20 y santificad mis días de reposo, y sean por señal
entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová
vuestro Dios.
20:21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en
mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los
cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días
de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para
cumplir mi enojo en ellos en el desierto.
20:22 Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase
a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
20:23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando
que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría
por las tierras,
20:24 porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon
mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos
de sus padres se les fueron los ojos.
20:25 Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos,
y decretos por los cuales no podrían vivir.
20:26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar
por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber
que yo soy Jehová.
20:27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles:
Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me afrentaron
vuestros padres cuando cometieron rebelión contra mí.
20:28 Porque yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado
mi mano jurando que había de dársela, y miraron a todo collado
alto y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas,
y allí presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron
también su incienso agradable, y allí derramaron sus libaciones.
20:29 Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros
vais? Y fue llamado su nombre Bama hasta el día de hoy.
20:30 Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová
el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera
de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones?
20:31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros
hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos
hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice
Jehová el Señor, que no os responderé.
20:32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros
decís: Seamos como las naciones, como las demás familias
de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.
20:33 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte
y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros;
20:34 y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré
de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo
extendido, y enojo derramado;
20:35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí
litigaré con vosotros cara a cara.
20:36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la
tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová
el Señor.
20:37 Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en
los vínculos del pacto;
20:38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que
se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los
sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis
que yo soy Jehová.
20:39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová
el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si
es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más
mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.
20:40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová
el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel,
toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí
demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones,
con todas vuestras cosas consagradas.
20:41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado
de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que
estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos
de las naciones.
20:42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído
a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando
que la daría a vuestros padres.
20:43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de
todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis
a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.
20:44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros
por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según
vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Profecía contra el Neguev
20:45 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
20:46 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra
hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Neguev.
20:47 Y dirás al bosque del Neguev: Oye la palabra de Jehová:
Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo
enciendo en ti fuego, el cual consumirá en ti todo árbol
verde y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego;
y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el
norte.
20:48 Y verá toda carne que yo Jehová lo encendí;
no se apagará.
20:49 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de
mí: ¿No profiere éste parábolas?
Capítulo 21
La espada afilada de Jehová
21:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Jerusalén, y derrama
palabra sobre los santuarios, y profetiza contra la tierra de Israel.
21:3 Dirás a la tierra de Israel: Así ha dicho Jehová:
He aquí que yo estoy contra ti, y sacaré mi espada de su
vaina, y cortaré de ti al justo y al impío.
21:4 Y por cuanto he de cortar de ti al justo y al impío, por
tanto, mi espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el
sur hasta el norte.
21:5 Y sabrá toda carne que yo Jehová saqué mi
espada de su vaina; no la envainaré más.
21:6 Y tú, hijo de hombre, gime con quebrantamiento de tus lomos
y con amargura; gime delante de los ojos de ellos.
21:7 Y cuando te dijeren: ¿Por qué gimes tú? dirás:
Por una noticia que cuando llegue hará que desfallezca todo corazón,
y toda mano se debilitará, y se angustiará todo espíritu,
y toda rodilla será débil como el agua; he aquí que
viene, y se hará, dice Jehová el Señor.
21:8 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21:9 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová
el Señor: Di: La espada, la espada está afilada, y también
pulida.
21:10 Para degollar víctimas está afilada, pulida está
para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de mi hijo ha
despreciado como a un palo cualquiera.
21:11 Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada,
y está pulida para entregarla en mano del matador.
21:12 Clama y lamenta, oh hijo de hombre; porque ésta será
sobre mi pueblo, será ella sobre todos los príncipes de Israel;
caerán ellos a espada juntamente con mi pueblo; hiere, pues, tu
muslo;
21:13 porque está probado. ¿Y qué, si la espada
desprecia aun al cetro? El no será más, dice Jehová
el Señor.
21:14 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza, y bate una mano contra
otra, y duplíquese y triplíquese el furor de la espada homicida;
esta es la espada de la gran matanza que los traspasará,
21:15 para que el corazón desmaye, y los estragos se multipliquen;
en todas las puertas de ellos he puesto espanto de espada. ¡Ah! dispuesta
está para que relumbre, y preparada para degollar.
21:16 Corta a la derecha, hiere a la izquierda, adonde quiera que te
vuelvas.
21:17 Y yo también batiré mi mano contra mi mano, y haré
reposar mi ira. Yo Jehová he hablado.
21:18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
21:19 Tú, hijo de hombre, traza dos caminos por donde venga
la espada del rey de Babilonia; de una misma tierra salgan ambos; y pon
una señal al comienzo de cada camino, que indique la ciudad adonde
va.
21:20 El camino señalarás por donde venga la espada a
Rabá de los hijos de Amón, y a Judá contra Jerusalén,
la ciudad fortificada.
21:21 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada,
al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido
las saetas, consultó a sus ídolos, miró el hígado.
21:22 La adivinación señaló a su mano derecha,
sobre Jerusalén, para dar la orden de ataque, para dar comienzo
a la matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes
contra las puertas, para levantar vallados, y edificar torres de sitio.
21:23 Mas para ellos esto será como adivinación mentirosa,
ya que les ha hecho solemnes juramentos; pero él trae a la memoria
la maldad de ellos, para apresarlos.
21:24 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Por cuanto habéis hecho traer a la memoria vuestras maldades, manifestando
vuestras traiciones, y descubriendo vuestros pecados en todas vuestras
obras; por cuanto habéis venido en memoria, seréis entregados
en su mano.
21:25 Y tú, profano e impío príncipe de Israel,
cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la
maldad,
21:26 así ha dicho Jehová el Señor: Depón
la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea
exaltado lo bajo, y humillado lo alto.
21:27 A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será
más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré.
Juicio contra los amonitas
21:28 Y tú, hijo de hombre, profetiza, y dí: Así
ha dicho Jehová el Señor acerca de los hijos de Amón,
y de su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada está desenvainada
para degollar; para consumir está pulida con resplandor.
21:29 Te profetizan vanidad, te adivinan mentira, para que la emplees
sobre los cuellos de los malos sentenciados a muerte, cuyo día vino
en el tiempo de la consumación de la maldad.
21:30 ¿La volveré a su vaina? En el lugar donde te criaste,
en la tierra donde has vivido, te juzgaré,
21:31 y derramaré sobre ti mi ira; el fuego de mi enojo haré
encender sobre ti, y te entregaré en mano de hombres temerarios,
artífices de destrucción.
21:32 Serás pasto del fuego, se empapará la tierra de
tu sangre; no habrá más memoria de ti, porque yo Jehová
he hablado.
Capítulo 22
Los pecados de Jerusalén
22:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22:2 Tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú,
no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás
todas sus abominaciones?
22:3 Dirás, pues: Así ha dicho Jehová el Señor:
¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga
su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse!
22:4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en
tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tu día, y has
llegado al término de tus años; por tanto, te he dado en
oprobio a las naciones, y en escarnio a todas las tierras.
22:5 Las que están cerca de ti y las que están lejos
se reirán de ti, amancillada de nombre, y de grande turbación.
22:6 He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según
su poder, se esfuerzan en derramar sangre.
22:7 Al padre y a la madre despreciaron en ti;
al extranjero trataron con violencia en medio de ti; al huérfano
y a la viuda despojaron en ti.
22:8 Mis santuarios menospreciaste, y mis días de reposo has
profanado.
22:9 Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes
comieron en ti; hicieron en medio de ti perversidades.
22:10 La desnudez del padre descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia
a la que estaba inmunda por su menstruo.
22:11 Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo,
cada uno contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó
en ti a su hermana, hija de su padre.
22:12 Precio recibieron en ti
para derramar sangre; interés y usura tomaste,
y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí,
dice Jehová el Señor.
22:13 Y he aquí que batí mis manos a causa de tu avaricia
que cometiste, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti.
22:14 ¿Estará firme tu corazón? ¿Serán
fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo Jehová
he hablado, y lo haré.
22:15 Te dispersaré por las naciones, y te esparciré
por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.
22:16 Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones;
y sabrás que yo soy Jehová.
22:17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22:18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria;
todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno;
y en escorias de plata se convirtieron.
22:19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por
tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén.
22:20 Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño
en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así
os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí,
y os fundiré.
22:21 Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego
de mi furor, y en medio de él seréis fundidos.
22:22 Como se funde la plata en medio del horno, así seréis
fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré
derramado mi enojo sobre vosotros.
22:23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22:24 Hijo de hombre, di a ella: Tú no eres tierra limpia, ni
rociada con lluvia en el día del furor.
22:25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como
león rugiente que arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas
y honra, multiplicaron sus viudas en medio de ella.
22:26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios;
entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre
inmundo y limpio;
y de mis días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado
en medio de ellos.
22:27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan
presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias
injustas.
22:28 Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles
vanidad y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho Jehová
el Señor; y Jehová no había hablado.
22:29 El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía
robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y al extranjero
oprimía sin derecho.
22:30 Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que
se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para
que yo no la destruyese; y no lo hallé.
22:31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de
mi ira los consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia
cabeza, dice Jehová el Señor.
Capítulo 23
Las dos hermanas
23:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
23:2 Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre,
23:3 las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron. Allí
fueron apretados sus pechos, allí fueron estrujados sus pechos virginales.
23:4 Y se llamaban, la mayor, Ahola, y su hermana, Aholiba; las cuales
llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron:
Samaria, Ahola; y Jerusalén, Aholiba.
23:5 Y Ahola cometió fornicación aun estando en mi poder;
y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos,
23:6 vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes, jóvenes
codiciables todos ellos, jinetes que iban a caballo.
23:7 Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos
de los hijos de los asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró;
se contaminó con todos los ídolos de ellos.
23:8 Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella
se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales,
y derramaron sobre ella su fornicación.
23:9 Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano
de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado.
23:10 Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas,
y a ella mataron a espada; y vino a ser famosa entre las mujeres, pues
en ella hicieron escarmiento.
23:11 Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más
que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de
su hermana.
23:12 Se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores
y capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes que iban a caballo,
todos ellos jóvenes codiciables.
23:13 Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el
de ambas.
23:14 Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a hombres
pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de color,
23:15 ceñidos por sus lomos con talabartes, y tiaras de colores
en sus cabezas, teniendo todos ellos apariencia de capitanes, a la manera
de los hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento,
23:16 se enamoró de ellos a primera vista, y les envió
mensajeros a la tierra de los caldeos.
23:17 Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia
en su lecho de amores, y la contaminaron, y ella también se contaminó
con ellos, y su alma se hastió de ellos.
23:18 Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió
sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había
ya hastiado mi alma de su hermana.
23:19 Aun multiplicó sus fornicaciones, trayendo en memoria
los días de su juventud, en los cuales había fornicado en
la tierra de Egipto.
23:20 Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el
ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.
23:21 Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud,
cuando los egipcios comprimieron tus pechos, los pechos de tu juventud.
23:22 Por tanto, Aholiba, así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí que yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los
cuales se hastió tu alma, y les haré venir contra ti en derredor;
23:23 los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa,
y todos los de Asiria con ellos; jóvenes codiciables, gobernadores
y capitanes, nobles y varones de renombre, que montan a caballo todos ellos.
23:24 Y vendrán contra ti carros, carretas y ruedas, y multitud
de pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti en derredor;
y yo pondré delante de ellos el juicio, y por sus leyes te juzgarán.
23:25 Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo
con furor; te quitarán tu nariz y tus orejas, y lo que te quedare
caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas,
y tu remanente será consumido por el fuego.
23:26 Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán
todos los adornos de tu hermosura.
23:27 Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación
de la tierra de Egipto; y no levantarás ya más a ellos tus
ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
23:28 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí, yo te entrego en mano de aquellos que aborreciste, en mano
de aquellos de los cuales se hastió tu alma;
23:29 los cuales procederán contigo con odio, y tomarán
todo el fruto de tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y
se descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, y tu lujuria y
tu prostitución.
23:30 Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos
de las naciones, con las cuales te contaminaste en sus ídolos.
23:31 En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues, pondré
su cáliz en tu mano.
23:32 Así ha dicho Jehová el Señor: Beberás
el hondo y ancho cáliz de tu hermana, que es de gran capacidad;
de ti se mofarán las naciones, y te escarnecerán.
23:33 Serás llena de embriaguez y de dolor por el cáliz
de soledad y de desolación, por el cáliz de tu hermana Samaria.
23:34 Lo beberás, pues, y lo agotarás, y quebrarás
sus tiestos; y rasgarás tus pechos, porque yo he hablado, dice Jehová
el Señor.
23:35 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas,
por eso, lleva tú también tu lujuria y tus fornicaciones.
23:36 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, ¿no juzgarás
tú a Ahola y a Aholiba, y les denunciarás sus abominaciones?
23:37 Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado
con sus ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para
mí, hicieron pasar por el fuego, quemándolos.
23:38 Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario en
aquel día, y profanaron mis días de reposo.
23:39 Pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban
en mi santuario el mismo día para contaminarlo; y he aquí,
así hicieron en medio de mi casa.
23:40 Además, enviaron por hombres que viniesen de lejos, a
los cuales había sido enviado mensajero, y he aquí vinieron;
y por amor de ellos te lavaste, y pintaste tus ojos, y te ataviaste con
adornos;
23:41 y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fue preparada mesa delante
de él, y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite.
23:42 Y se oyó en ella voz de compañía que se
solazaba con ella; y con los varones de la gente común fueron traídos
los sabeos del desierto, y pusieron pulseras en sus manos, y bellas coronas
sobre sus cabezas.
23:43 Y dije respecto de la envejecida en adulterios: ¿Todavía
cometerán fornicaciones con ella, y ella con ellos?
23:44 Porque han venido a ella como quien viene a mujer ramera; así
vinieron a Ahola y a Aholiba, mujeres depravadas.
23:45 Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las
adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre; porque son adúlteras,
y sangre hay en sus manos.
23:46 Por lo que así ha dicho Jehová el Señor:
Yo haré subir contra ellas tropas, las entregaré a turbación
y a rapiña,
23:47 y las turbas las apedrearán, y las atravesarán
con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas, y sus casas
consumirán con fuego.
23:48 Y haré cesar la lujuria de la tierra, y escarmentarán
todas las mujeres, y no harán según vuestras perversidades.
23:49 Y sobre vosotras pondrán vuestras perversidades, y pagaréis
los pecados de vuestra idolatría; y sabréis que yo soy Jehová
el Señor.
Capítulo 24
Parábola de la olla hirviente
24:1 Vino a mí palabra de Jehová en el año noveno,
en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo:
24:2 Hijo de hombre, escribe la fecha de este día; el rey de
Babilonia puso sitio a Jerusalén
este mismo día.
24:3 Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así
ha dicho Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también
en ella agua;
24:4 junta sus piezas de carne en ella; todas buenas piezas, pierna
y espalda; llénala de huesos escogidos.
24:5 Toma una oveja escogida, y también enciende los huesos
debajo de ella; haz que hierva bien; cuece también sus huesos dentro
de ella.
24:6 Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay
de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido
quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte
sobre ella.
24:7 Porque su sangre está en medio de ella; sobre una piedra
alisada la ha derramado; no la derramó sobre la tierra para que
fuese cubierta con polvo.
24:8 Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré
su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta.
24:9 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también haré yo gran
hoguera,
24:10 multiplicando la leña, y encendiendo el fuego para consumir
la carne y hacer la salsa; y los huesos serán quemados.
24:11 Asentando después la olla vacía sobre sus brasas,
para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad,
y se consuma su herrumbre.
24:12 En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre.
Sólo en fuego será su herrumbre consumida.
24:13 En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié,
y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás,
hasta que yo sacie mi ira sobre ti.
24:14 Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré.
No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me
arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán,
dice Jehová el Señor.
Muerte de la esposa de Ezequiel
24:15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
24:16 Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite
de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.
24:17 Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante
sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni
comas pan de enlutados.
24:18 Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió
mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.
24:19 Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué
significan para nosotros estas cosas que haces?
24:20 Y yo les dije: La palabra de Jehová vino a mí,
diciendo:
24:21 Di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestro
poderío, el deseo de vuestros ojos y el deleite de vuestra alma;
y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada.
24:22 Y haréis de la manera que yo hice; no os cubriréis
con rebozo, ni comeréis pan de hombres en luto.
24:23 Vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros
zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino
que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis
unos con otros.
24:24 Ezequiel, pues, os será por señal; según
todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto ocurra,
entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor.
24:25 Y tú, hijo de hombre, el día que yo arrebate a
ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo
de sus almas, y también sus hijos y sus hijas,
24:26 ese día vendrá a ti uno que haya escapado para
traer las noticias.
24:27 En aquel día se abrirá tu boca para hablar con
el fugitivo, y hablarás, y no estarás más mudo; y
les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 25
Profecía contra Amón
25:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
25:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Amón,
y profetiza contra ellos.
25:3 Y dirás a los hijos de Amón: Oíd palabra
de Jehová el Señor. Así dice Jehová el Señor:
Por cuanto dijiste: ¡Ea, bien!, cuando mi santuario era profanado,
y la tierra de Israel era asolada, y llevada en cautiverio la casa de Judá;
25:4 por tanto, he aquí yo te entrego por heredad a los orientales,
y pondrán en ti sus apriscos y plantarán en ti sus tiendas;
ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche.
25:5 Y pondré a Rabá por habitación de camellos,
y a los hijos de Amón por majada de ovejas; y sabréis que
yo soy Jehová.
25:6 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Por
cuanto batiste tus manos, y golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma
con todo tu menosprecio para la tierra de Israel,
25:7 por tanto, he aquí yo extenderé mi mano contra ti,
y te entregaré a las naciones para ser saqueada; te cortaré
de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras; te exterminaré,
y sabrás que yo soy Jehová.
Profecía contra Moab
25:8 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dijo
Moab
y Seir: He aquí la casa de Judá es como todas las naciones;
25:9 por tanto, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades,
desde sus ciudades que están en su confín, las tierras deseables
de Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim,
25:10 a los hijos del oriente contra los hijos de Amón; y la
entregaré por heredad, para que no haya más memoria de los
hijos de Amón entre las naciones.
25:11 También en Moab haré juicios, y sabrán que
yo soy Jehová.
Profecía contra Edom
25:12 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que
hizo Edom, tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron
en extremo, y se vengaron de ellos;
25:13 por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Yo también extenderé mi mano sobre Edom, y cortaré
de ella hombres y bestias, y la asolaré; desde Temán hasta
Dedán caerán a espada.
25:14 Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo
Israel, y harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira;
y conocerán mi venganza, dice Jehová el Señor.
Profecía contra los filisteos
25:15 Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que
hicieron los filisteos
con venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo
por antiguas enemistades;
25:16 por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí
yo extiendo mi mano contra los filisteos, y cortaré a los cereteos,
y destruiré el resto que queda en la costa del mar.
25:17 Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de
ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi venganza
en ellos.
Capítulo 26
Profecía contra Tiro
26:1 Aconteció en el undécimo año, en el día
primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
26:2 Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro
contra
Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era puerta de
las naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella
desierta;
26:3 por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra
ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas.
26:4 Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus
torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como
una peña lisa.
26:5 Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he
hablado, dice Jehová el Señor; y será saqueada por
las naciones.
26:6 Y sus hijas que están en el campo serán muertas
a espada; y sabrán que yo soy Jehová.
26:7 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí
que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey
de reyes, con caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo.
26:8 Matará a espada a tus hijas que están en el campo,
y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti
baluarte, y escudo afirmará contra ti.
26:9 Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres
destruirá con hachas.
26:10 Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de
ellos; con el estruendo de su caballería y de las ruedas y de los
carros, temblarán tus muros, cuando entre por tus puertas como por
portillos de ciudad destruida.
26:11 Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles;
a tu pueblo matará a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán
a tierra.
26:12 Y robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías;
arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y
pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas.
26:13 Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no
se oirá más el son de tus cítaras.
26:14 Y te pondré como una peña lisa; tendedero de redes
serás, y nunca más serás edificada; porque yo Jehová
he hablado, dice Jehová el Señor.
26:15 Así ha dicho Jehová el Señor a Tiro: ¿No
se estremecerán las costas al estruendo de tu caída, cuando
griten los heridos, cuando se haga la matanza en medio de ti?
26:16 Entonces todos los príncipes del mar descenderán
de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus
ropas bordadas; de espanto se vestirán, se sentarán sobre
la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos
sobre ti.
26:17 Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo
pereciste tú, poblada por gente de mar, ciudad que era alabada,
que era fuerte en el mar, ella y sus habitantes, que infundían terror
a todos los que la rodeaban?
26:18 Ahora se estremecerán las islas en el día de tu
caída; sí, las islas que están en el mar se espantarán
a causa de tu fin.
26:19 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Yo
te convertiré en ciudad asolada, como las ciudades que no se habitan;
haré subir sobre ti el abismo, y las muchas aguas te cubrirán.
26:20 Y te haré descender con los que descienden al sepulcro,
con los pueblos de otros siglos, y te pondré en las profundidades
de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro,
para que nunca más seas poblada; y daré gloria en la tierra
de los vivientes.
26:21 Te convertiré en espanto, y dejarás de ser; serás
buscada, y nunca más serás hallada,
dice Jehová el Señor.
Capítulo 27
27:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
27:2 Tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro.
27:3 Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del
mar, la que trafica con los pueblos de muchas costas: Así ha dicho
Jehová el Señor: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta
hermosura.
27:4 En el corazón de los mares están tus confines; los
que te edificaron completaron tu belleza.
27:5 De hayas del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron
cedros del Líbano para hacerte el mástil.
27:6 De encinas de Basán hicieron tus remos; tus bancos de pino
de las costas de Quitim, incrustados de marfil.
27:7 De lino fino bordado de Egipto era tu cortina, para que te sirviese
de vela; de azul y púrpura de las costas de Elisa era tu pabellón.
27:8 Los moradores de Sidón y de Arvad fueron tus remeros; tus
sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron tus pilotos.
27:9 Los ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros
calafateaban tus junturas; todas las naves del mar y los remeros de ellas
fueron a ti para negociar, para participar de tus negocios.
27:10 Persas y los de Lud y Fut fueron en tu ejército tus hombres
de guerra; escudos y yelmos colgaron en ti; ellos te dieron tu esplendor.
27:11 Y los hijos de Arvad con tu ejército estuvieron sobre
tus muros alrededor, y los gamadeos en tus torres; sus escudos colgaron
sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu hermosura.
27:12 Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de todas tus riquezas;
con plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus ferias.
27:13 Javán, Tubal y Mesec comerciaban también contigo;
con hombres y con utensilios de bronce comerciaban en tus ferias.
27:14 Los de la casa de Togarma, con caballos y corceles de guerra
y mulos, comerciaban en tu mercado.
27:15 Los hijos de Dedán traficaban contigo; muchas costas tomaban
mercadería de tu mano; colmillos de marfil y ébano te dieron
por sus pagos.
27:16 Edom traficaba contigo por la multitud de tus productos; con
perlas, púrpura, vestidos bordados, linos finos, corales y rubíes
venía a tus ferias.
27:17 Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigos
de Minit y Panag, miel, aceite y resina negociaban en tus mercados.
27:18 Damasco comerciaba contigo por tus muchos productos, por la abundancia
de toda riqueza; con vino de Helbón y lana blanca negociaban.
27:19 Asimismo Dan y el errante Javán vinieron a tus ferias,
para negociar en tu mercado con hierro labrado, mirra destilada y caña
aromática.
27:20 Dedán comerciaba contigo en paños preciosos para
carros.
27:21 Arabia y todos los príncipes de Cedar traficaban contigo
en corderos y carneros y machos cabríos; en estas cosas fueron tus
mercaderes.
27:22 Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron también
tus mercaderes; con lo principal de toda especiería, y toda piedra
preciosa, y oro, vinieron a tus ferias.
27:23 Harán, Cane, Edén, y los mercaderes de Sabá,
de Asiria y de Quilmad, contrataban contigo.
27:24 Estos mercaderes tuyos negociaban contigo en varias cosas; en
mantos de azul y bordados, y en cajas de ropas preciosas, enlazadas con
cordones, y en madera de cedro.
27:25 Las naves de Tarsis eran como tus caravanas que traían
tus mercancías; así llegaste a ser opulenta, te multiplicaste
en gran manera en medio de los mares.
27:26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó
en medio de los mares.
27:27 Tus riquezas, tus mercaderías, tu tráfico, tus
remeros, tus pilotos, tus calafateadores y los agentes de tus negocios,
y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía
que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día
de tu caída.
27:28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán
las costas.
27:29 Descenderán de sus naves todos los que toman remo; remeros
y todos los pilotos del mar se quedarán en tierra,
27:30 y harán oír su voz sobre ti, y gritarán
amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán
en ceniza.
27:31 Se raerán por ti los cabellos, se ceñirán
de cilicio, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura del
alma.
27:32 Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones, y
endecharán sobre ti, diciendo: ¿Quién como Tiro, como
la destruida en medio del mar?
27:33 Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas
a muchos pueblos; a los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud
de tus riquezas y de tu comercio.
27:34 En el tiempo en que seas quebrantada por los mares en lo profundo
de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán
en medio de ti.
27:35 Todos los moradores de las costas se maravillarán sobre
ti, y sus reyes temblarán de espanto; demudarán sus rostros.
27:36 Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti; vendrás
a ser espanto, y para siempre dejarás de ser.
Capítulo 28
28:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
28:2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho
Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón,
y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de
los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón
como corazón de Dios;
28:3 he aquí que tú eres más sabio que Daniel;
no hay secreto que te sea oculto.
28:4 Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas,
y has adquirido oro y plata en tus tesoros.
28:5 Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has
multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu
corazón.
28:6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,
28:7 por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los
fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la
hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor.
28:8 Al sepulcro te harán descender, y morirás con la
muerte de los que mueren en medio de los mares.
28:9 ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo
soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador.
28:10 De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros;
porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.
28:11 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
28:12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile:
Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello
de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.
28:13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra
preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito,
berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores
de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día
de tu creación.
28:14 Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el
santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de
fuego te paseabas.
28:15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste
creado, hasta que se halló en ti maldad.
28:16 A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de
iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y
te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.
28:17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura,
corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré
por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
28:18 Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones
profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti,
el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos
de todos los que te miran.
28:19 Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán
sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.
Profecía contra Sidón
28:20 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
28:21 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Sidón,
y profetiza contra ella,
28:22 y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí yo estoy contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré
glorificado; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga en ella
juicios, y en ella me santifique.
28:23 Enviaré a ella pestilencia y sangre en sus calles, y caerán
muertos en medio de ella, con espada contra ella por todos lados; y sabrán
que yo soy Jehová.
28:24 Y nunca más será a la casa de Israel espina desgarradora,
ni aguijón que le dé dolor, en medio de cuantos la rodean
y la menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.
28:25 Así ha dicho Jehová el Señor: Cuando recoja
a la casa de Israel de los pueblos entre los cuales está esparcida,
entonces me santificaré en ellos ante los ojos de las naciones,
y habitarán en su tierra, la cual di a mi siervo Jacob.
28:26 Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas,
y plantarán viñas, y vivirán confiadamente, cuando
yo haga juicios en todos los que los despojan en sus alrededores; y sabrán
que yo soy Jehová su Dios.
Capítulo 29
Profecías contra Egipto
29:1 En el año décimo, en el mes décimo, a los doce
días del mes, vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
29:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón rey de Egipto,
y profetiza contra él y contra todo Egipto.
29:3 Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran
dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío
es el Nilo, pues yo lo hice.
29:4 Yo, pues, pondré garfios en tus quijadas, y pegaré
los peces de tus ríos a tus escamas, y te sacaré de en medio
de tus ríos, y todos los peces de tus ríos saldrán
pegados a tus escamas.
29:5 Y te dejaré en el desierto a ti y a todos los peces de
tus ríos; sobre la faz del campo caerás; no serás
recogido, ni serás juntado; a las fieras de la tierra y a las aves
del cielo te he dado por comida.
29:6 Y sabrán todos los moradores de Egipto que yo soy Jehová,
por cuanto fueron báculo de caña a la casa de Israel.
29:7 Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les rompiste todo
el hombro; y cuando se apoyaron en ti, te quebraste, y les rompiste sus
lomos enteramente.
29:8 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí que yo traigo contra ti espada, y cortaré de ti hombres
y bestias.
29:9 Y la tierra de Egipto será asolada y desierta, y sabrán
que yo soy Jehová; por cuanto dijo: El Nilo es mío, y yo
lo hice.
29:10 Por tanto, he aquí yo estoy contra ti, y contra tus ríos;
y pondré la tierra de Egipto en desolación, en la soledad
del desierto, desde Migdol hasta Sevene, hasta el límite de Etiopía.
29:11 No pasará por ella pie de hombre, ni pie de animal pasará
por ella, ni será habitada, por cuarenta años.
29:12 Y pondré a la tierra de Egipto en soledad entre las tierras
asoladas, y sus ciudades entre las ciudades destruidas estarán desoladas
por cuarenta años; y esparciré a Egipto entre las naciones,
y lo dispersaré por las tierras.
29:13 Porque así ha dicho Jehová el Señor: Al
fin de cuarenta años recogeré a Egipto de entre los pueblos
entre los cuales fueren esparcidos;
29:14 y volveré a traer los cautivos de Egipto, y los llevaré
a la tierra de Patros, a la tierra de su origen; y allí serán
un reino despreciable.
29:15 En comparación con los otros reinos será humilde;
nunca más se alzará sobre las naciones; porque yo los disminuiré,
para que no vuelvan a tener dominio sobre las naciones.
29:16 Y no será ya más para la casa de Israel apoyo de
confianza, que les haga recordar el pecado de mirar en pos de ellos; y
sabrán que yo soy Jehová el Señor.
29:17 Aconteció en el año veintisiete en el mes primero,
el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová,
diciendo:
29:18 Hijo de hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército
prestar un arduo servicio contra Tiro. Toda cabeza ha quedado calva, y
toda espalda desollada; y ni para él ni para su ejército
hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra ella.
29:19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor;
He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra
de Egipto; y él tomará sus riquezas, y recogerá sus
despojos, y arrebatará botín, y habrá paga para su
ejército.
29:20 Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la
tierra de Egipto; porque trabajaron para mí, dice Jehová
el Señor.
29:21 En aquel tiempo haré retoñar el poder de la casa
de Israel. Y abriré tu boca en medio de ellos, y sabrán que
yo soy Jehová.
Capítulo 30
30:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
30:2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová
el Señor: Lamentad: ¡Ay de aquel día!
30:3 Porque cerca está el día, cerca está el día
de Jehová; día de nublado, día de castigo de las naciones
será.
30:4 Y vendrá espada a Egipto, y habrá miedo en Etiopía,
cuando caigan heridos en Egipto; y tomarán sus riquezas, y serán
destruidos sus fundamentos.
30:5 Etiopía, Fut, Lud, toda Arabia, Libia, y los hijos de las
tierras aliadas, caerán con ellos a filo de espada.
30:6 Así ha dicho Jehová: También caerán
los que sostienen a Egipto, y la altivez de su poderío caerá;
desde Migdol hasta Sevene caerán en él a filo de espada,
dice Jehová el Señor.
30:7 Y serán asolados entre las tierras asoladas, y sus ciudades
serán entre las ciudades desiertas.
30:8 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando ponga fuego a
Egipto, y sean quebrantados todos sus ayudadores.
30:9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí
en naves, para espantar a Etiopía la confiada, y tendrán
espanto como en el día de Egipto; porque he aquí viene.
30:10 Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré
las riquezas de Egipto por mano de Nabucodonosor rey de Babilonia.
30:11 El, y con él su pueblo, los más fuertes de las
naciones, serán traídos para destruir la tierra; y desenvainarán
sus espadas sobre Egipto, y llenarán de muertos la tierra.
30:12 Y secaré los ríos, y entregaré la tierra
en manos de malos, y por mano de extranjeros destruiré la tierra
y cuanto en ella hay. Yo Jehová he hablado.
30:13 Así ha dicho Jehová el Señor: Destruiré
también las imágenes, y destruiré los ídolos
de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra de
Egipto, y en la tierra de Egipto pondré temor.
30:14 Asolaré a Patros, y pondré fuego a Zoán,
y haré juicios en Tebas.
30:15 Y derramaré mi ira sobre Sin, fortaleza de Egipto, y exterminaré
a la multitud de Tebas.
30:16 Y pondré fuego a Egipto; Sin tendrá gran dolor,
y Tebas será destrozada, y Menfis tendrá continuas angustias.
30:17 Los jóvenes de Avén y de Pibeset caerán
a filo de espada, y las mujeres irán en cautiverio.
30:18 Y en Tafnes se oscurecerá el día, cuando quebrante
yo allí el poder de Egipto, y cesará en ella la soberbia
de su poderío; tiniebla la cubrirá, y los moradores de sus
aldeas irán en cautiverio.
30:19 Haré, pues, juicios en Egipto, y sabrán que yo
soy Jehová.
30:20 Aconteció en el año undécimo, en el mes
primero, a los siete días del mes, que vino a mí palabra
de Jehová, diciendo:
30:21 Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón rey de
Egipto; y he aquí que no ha sido vendado poniéndole medicinas,
ni poniéndole faja para ligarlo, a fin de fortalecerlo para que
pueda sostener la espada.
30:22 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Heme aquí contra Faraón rey de Egipto, y quebraré
sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la espada se le
caiga de la mano.
30:23 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré
por las tierras.
30:24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré
mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón,
y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte.
30:25 Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y
los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová,
cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él
la extienda contra la tierra de Egipto.
30:26 Y esparciré a los egipcios entre las naciones, y los dispersaré
por las tierras; y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 31
31:1 Aconteció en el año undécimo, en el mes tercero,
el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová,
diciendo:
31:2 Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo:
¿A quién te comparaste en tu grandeza?
31:3 He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas
ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas
ramas.
31:4 Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus
ríos corrían alrededor de su pie, y a todos los árboles
del campo enviaba sus corrientes.
31:5 Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles
del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas
se alargó su ramaje que había echado.
31:6 En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo
de su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban
muchas naciones.
31:7 Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión
de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas.
31:8 Los cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios;
las hayas no fueron semejantes a sus ramas, ni los castaños fueron
semejantes a su ramaje; ningún árbol en el huerto de Dios
fue semejante a él en su hermosura.
31:9 Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles
del Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él
envidia.
31:10 Por tanto, así dijo Jehová el Señor: Ya
que por ser encumbrado en altura, y haber levantado su cumbre entre densas
ramas, su corazón se elevó con su altura,
31:11 yo lo entregaré en manos del poderoso de las naciones,
que de cierto le tratará según su maldad. Yo lo he desechado.
31:12 Y lo destruirán extranjeros, los poderosos de las naciones,
y lo derribarán; sus ramas caerán sobre los montes y por
todos los valles, y por todos los arroyos de la tierra será quebrado
su ramaje; y se irán de su sombra todos los pueblos de la tierra,
y lo dejarán.
31:13 Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre
sus ramas estarán todas las bestias del campo,
31:14 para que no se exalten en su altura todos los árboles
que crecen junto a las aguas, ni levanten su copa entre la espesura, ni
confíen en su altura todos los que beben aguas; porque todos están
destinados a muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de los
hombres, con los que descienden a la fosa.
31:15 Así ha dicho Jehová el Señor: El día
que descendió al Seol, hice hacer luto, hice cubrir por él
el abismo, y detuve sus ríos, y las muchas aguas fueron detenidas;
al Líbano cubrí de tinieblas por él, y todos los árboles
del campo se desmayaron.
31:16 Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones,
cuando las hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura;
y todos los árboles escogidos del Edén, y los mejores del
Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo
de la tierra.
31:17 También ellos descendieron con él al Seol, con
los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que estuvieron a su
sombra en medio de las naciones.
31:18 ¿A quién te has comparado así en gloria
y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues derribado
serás con los árboles del Edén en lo profundo de la
tierra; entre los incircuncisos yacerás, con los muertos a espada.
Este es Faraón y todo su pueblo, dice Jehová el Señor.
Capítulo 32
32:1 Aconteció en el año duodécimo, en el mes duodécimo,
el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová,
diciendo:
32:2 Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto,
y dile: A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón
en los mares; pues secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con
tus pies, y hollabas sus riberas.
32:3 Así ha dicho Jehová el Señor: Yo extenderé
sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán
subir con mi red.
32:4 Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la faz del
campo, y haré posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré
de ti a las fieras de toda la tierra.
32:5 Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré los
valles de tus cadáveres.
32:6 Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los
montes; y los arroyos se llenarán de ti.
32:7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré
entenebrecer sus estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna
no hará resplandecer su luz.
32:8 Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo
por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el
Señor.
32:9 Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando
lleve al cautiverio a los tuyos entre las naciones, por las tierras que
no conociste.
32:10 Y dejaré atónitos por ti a muchos pueblos, y sus
reyes tendrán horror grande a causa de ti, cuando haga resplandecer
mi espada delante de sus rostros; y todos se sobresaltarán en sus
ánimos a cada momento en el día de tu caída.
32:11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: La
espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti.
32:12 Con espadas de fuertes haré caer tu pueblo; todos ellos
serán los poderosos de las naciones; y destruirán la soberbia
de Egipto, y toda su multitud será deshecha.
32:13 Todas sus bestias destruiré de sobre las muchas aguas;
ni más las enturbiará pie de hombre, ni pezuña de
bestia las enturbiará.
32:14 Entonces haré asentarse sus aguas, y haré correr
sus ríos como aceite, dice Jehová el Señor.
32:15 Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada
de todo cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que en ella moran,
sabrán que yo soy Jehová.
32:16 Esta es la endecha, y la cantarán; las hijas de las naciones
la cantarán; endecharán sobre Egipto y sobre toda su multitud,
dice Jehová el Señor.
32:17 Aconteció en el año duodécimo, a los quince
días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
32:18 Hijo de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo
a él, y a las hijas de las naciones poderosas, a lo profundo de
la tierra, con los que descienden a la sepultura.
32:19 Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos.
32:20 Entre los muertos a espada caerá; a la espada es entregado;
traedlo a él y a todos sus pueblos.
32:21 De en medio del Seol hablarán a él los fuertes
de los fuertes, con los que le ayudaron, que descendieron y yacen con los
incircuncisos muertos a espada.
32:22 Allí está Asiria con toda su multitud; en derredor
de él están sus sepulcros; todos ellos cayeron muertos a
espada.
32:23 Sus sepulcros fueron puestos a los lados de la fosa, y su gente
está por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos
a espada, los cuales sembraron el terror en la tierra de los vivientes.
32:24 Allí Elam, y toda su multitud por los alrededores de su
sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los cuales descendieron
incircuncisos a lo más profundo de la tierra, porque sembraron su
terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión
con los que descienden al sepulcro.
32:25 En medio de los muertos le pusieron lecho con toda su multitud;
a sus alrededores están sus sepulcros; todos ellos incircuncisos,
muertos a espada, porque fue puesto su espanto en la tierra de los vivientes,
mas llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro; él
fue puesto en medio de los muertos.
32:26 Allí Mesec y Tubal, y toda su multitud; sus sepulcros
en sus alrededores; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque
habían sembrado su terror en la tierra de los vivientes.
32:27 Y no yacerán con los fuertes de los incircuncisos que
cayeron, los cuales descendieron al Seol con sus armas de guerra, y sus
espadas puestas debajo de sus cabezas; mas sus pecados estarán sobre
sus huesos, por cuanto fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes.
32:28 Tú, pues, serás quebrantado entre los incircuncisos,
y yacerás con los muertos a espada.
32:29 Allí Edom, sus reyes y todos sus príncipes, los
cuales con su poderío fueron puestos con los muertos a espada; ellos
yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.
32:30 Allí los príncipes del norte, todos ellos, y todos
los sidonios, que con su terror descendieron con los muertos, avergonzados
de su poderío, yacen también incircuncisos con los muertos
a espada, y comparten su confusión con los que descienden al sepulcro.
32:31 A éstos verá Faraón, y se consolará
sobre toda su multitud; Faraón muerto a espada, y todo su ejército,
dice Jehová el Señor.
32:32 Porque puse mi terror en la tierra de los vivientes, también
Faraón y toda su multitud yacerán entre los incircuncisos
con los muertos a espada, dice Jehová el Señor.
Capítulo 33
El deber del atalaya
(Ez. 3.16-21)
33:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
33:2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando
trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre
de su territorio y lo pusiere por atalaya,
33:3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta
y avisare al pueblo,
33:4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere,
y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.
33:5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió;
su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará
su vida.
33:6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta,
y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él
a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré
su sangre de mano del atalaya.
33:7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa
de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás
de mi parte.
33:8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás;
si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino,
el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré
de tu mano.
33:9 Y si tú avisares al impío de su camino para que
se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él
morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.
El camino de Dios es justo
(Ez. 18.21-32)
33:10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros
habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros
pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos;
¿cómo, pues, viviremos?
33:11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero
la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino,
y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué
moriréis, oh casa de Israel?
33:12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La
justicia del justo no lo librará el día que se rebelare;
y la impiedad del impío no le será estorbo el día
que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su
justicia el día que pecare.
33:13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él
confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán
recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.
33:14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás;
si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho
y la justicia,
33:15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere
robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad,
vivirá ciertamente y no morirá.
33:16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había
cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.
33:17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino
del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.
33:18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad,
morirá por ello.
33:19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere
según el derecho y la justicia, vivirá por ello.
33:20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré,
oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.
Nuevas de la caída de Jerusalén
33:21 Aconteció en el año duodécimo de nuestro
cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que
vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha
sido conquistada.
33:22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí
la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi boca, hasta
que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya
no más estuve callado.
33:23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
33:24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en
la tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la
tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en
posesión.
33:25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor:
¿Comeréis con sangre, y a vuestros ídolos alzaréis
vuestros ojos, y derramaréis sangre, y poseeréis vosotros
la tierra?
33:26 Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación,
y contaminasteis cada cual a la mujer de su prójimo; ¿y habréis
de poseer la tierra?
33:27 Les dirás así: Así ha dicho Jehová
el Señor: Vivo yo, que los que están en aquellos lugares
asolados caerán a espada, y al que está sobre la faz del
campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están
en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán.
33:28 Y convertiré la tierra en desierto y en soledad, y cesará
la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados
hasta que no haya quien pase.
33:29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la
tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han hecho.
33:30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan
de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno
con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd
qué palabra viene de Jehová.
33:31 Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán
delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no
las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón
de ellos anda en pos de su avaricia.
33:32 Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores,
hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las
pondrán por obra.
33:33 Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo
profeta entre ellos.
Capítulo 34
Profecía contra los pastores de Israel
34:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
34:2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza,
y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor:
¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos!
¿No apacientan los pastores a los rebaños?
34:3 Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada
degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.
34:4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma;
no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada,
ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado
de ellas con dureza y con violencia.
34:5 Y andan errantes por falta de pastor,
y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
34:6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo
collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas,
y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
34:7 Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:
34:8 Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto
mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa
de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis
ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron
mis ovejas;
34:9 por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová.
34:10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí,
yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano,
y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán
más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus
bocas, y no les serán más por comida.
34:11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.
34:12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está
en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas,
y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día
del nublado y de la oscuridad.
34:13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de
las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré
en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados
del país.
34:14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes
de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen
redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes
de Israel.
34:15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco,
dice Jehová el Señor.
34:16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la
descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil;
mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré
con justicia.
34:17 Mas en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho
Jehová el Señor: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja,
entre carneros y machos cabríos.
34:18 ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino
que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros
pastos queda; y que bebiendo las aguas claras, enturbiáis además
con vuestros pies las que quedan?
34:19 Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que
con vuestros pies habéis enturbiado.
34:20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor:
He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja
flaca,
34:21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis
con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis
y las dispersasteis.
34:22 Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán
para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.
34:23 Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará;
a mi siervo David, él las apacentará, y él les será
por pastor.
34:24 Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David
príncipe en medio de ellos.
Yo Jehová he hablado.
34:25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré
de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad,
y dormirán en los bosques.
34:26 Y daré bendición a ellas y a los alrededores de
mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de
bendición serán.
34:27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra
dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y
sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su
yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos.
34:28 No serán más por despojo de las naciones, ni las
fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con
seguridad, y no habrá quien las espante.
34:29 Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán
ya más consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán
avergonzados por las naciones.
34:30 Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos,
y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.
34:31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois,
y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor.
Capítulo 35
Profecía contra el Monte Seir
35:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
35:2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir,
y profetiza contra él,
35:3 y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí yo estoy contra ti, oh monte de Seir, y extenderé mi
mano contra ti, y te convertiré en desierto y en soledad.
35:4 A tus ciudades asolaré, y tú serás asolado;
y sabrás que yo soy Jehová.
35:5 Por cuanto tuviste enemistad perpetua, y entregaste a los hijos
de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en
el tiempo extremadamente malo,
35:6 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que a
sangre te destinaré, y sangre te perseguirá; y porque la
sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.
35:7 Y convertiré al monte de Seir en desierto y en soledad,
y cortaré de él al que vaya y al que venga.
35:8 Y llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en
tus valles y en todos tus arroyos, caerán muertos a espada.
35:9 Yo te pondré en asolamiento perpetuo, y tus ciudades nunca
más se restaurarán; y sabréis que yo soy Jehová.
35:10 Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán
mías, y tomaré posesión de ellas; estando allí
Jehová;
35:11 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, yo haré
conforme a tu ira, y conforme a tu celo con que procediste, a causa de
tus enemistades con ellos; y seré conocido en ellos, cuando te juzgue.
35:12 Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus
injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Destruidos
son, nos han sido dados para que los devoremos.
35:13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis
contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.
35:14 Así ha dicho Jehová el Señor: Para que toda
la tierra se regocije, yo te haré una desolación.
35:15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque
fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte
de Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 36
Restauración futura de Israel
36:1 Tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di:
Montes de Israel, oíd palabra de Jehová.
36:2 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto
el enemigo dijo de vosotros: ¡Ea! también las alturas eternas
nos han sido dadas por heredad;
36:3 profetiza, por tanto, y di: Así ha dicho Jehová
el Señor: Por cuanto os asolaron y os tragaron de todas partes,
para que fueseis heredad de las otras naciones, y se os ha hecho caer en
boca de habladores y ser el oprobio de los pueblos,
36:4 por tanto, montes de Israel, oíd palabra de Jehová
el Señor: Así ha dicho Jehová el Señor a los
montes y a los collados, a los arroyos y a los valles, a las ruinas y asolamientos
y a las ciudades desamparadas, que fueron puestas por botín y escarnio
de las otras naciones alrededor;
36:5 por eso, así ha dicho Jehová el Señor: He
hablado por cierto en el fuego de mi celo contra las demás naciones,
y contra todo Edom, que se disputaron mi tierra por heredad con alegría,
de todo corazón y con enconamiento de ánimo, para que sus
expulsados fuesen presa suya.
36:6 Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y dí a
los montes y a los collados, y a los arroyos y a los valles: Así
ha dicho Jehová el Señor: He aquí, en mi celo y en
mi furor he hablado, por cuanto habéis llevado el oprobio de las
naciones.
36:7 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor:
Yo he alzado mi mano, he jurado que las naciones que están a vuestro
alrededor han de llevar su afrenta.
36:8 Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas,
y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque cerca están
para venir.
36:9 Porque he aquí, yo estoy por vosotros, y a vosotros me
volveré, y seréis labrados y sembrados.
36:10 Y haré multiplicar sobre vosotros hombres, a toda la casa
de Israel, toda ella; y las ciudades serán habitadas, y edificadas
las ruinas.
36:11 Multiplicaré sobre vosotros hombres y ganado, y serán
multiplicados y crecerán; y os haré morar como solíais
antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y
sabréis que yo soy Jehová.
36:12 Y haré andar hombres sobre vosotros, a mi pueblo Israel;
y tomarán posesión de ti, y les serás por heredad,
y nunca más les matarás los hijos.
36:13 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto
dicen de vosotros: Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tu nación
has sido;
36:14 por tanto, no devorarás más hombres, y nunca más
matarás a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor.
36:15 Y nunca más te haré oír injuria de naciones,
ni más llevarás denuestos de pueblos, ni harás más
morir a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor.
36:16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
36:17 Hijo de hombre, mientras la casa de Israel moraba en su tierra,
la contaminó con sus caminos y con sus obras; como inmundicia de
menstruosa fue su camino delante de mí.
36:18 Y derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron
sobre la tierra; porque con sus ídolos la contaminaron.
36:19 Les esparcí por las naciones, y fueron dispersados por
las tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus obras les juzgué.
36:20 Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi
santo nombre, diciéndose de ellos: Estos son pueblo de Jehová,
y de la tierra de él han salido.
36:21 Pero he tenido dolor al ver mi santo nombre profanado por la
casa de Israel entre las naciones adonde fueron.
36:22 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová
el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa
de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde
habéis llegado.
36:23 Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones,
el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones
que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea
santificado en vosotros delante de sus ojos.
36:24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de
todas las tierras, y os traeré a vuestro país.
36:25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis
limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos
os limpiaré.
36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu
nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón
de piedra, y os daré un corazón de carne.
36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré
que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y
los pongáis por obra.
36:28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros
me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
36:29 Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré
al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre.
36:30 Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles,
y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio
de hambre entre las naciones.
36:31 Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras
obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos
por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.
36:32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor,
sabedlo bien; avergonzaos y cubríos de confusión por vuestras
iniquidades, casa de Israel.
36:33 Así ha dicho Jehová el Señor: El día
que os limpie de todas vuestras iniquidades, haré también
que sean habitadas las ciudades, y las ruinas serán reedificadas.
36:34 Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber permanecido
asolada a ojos de todos los que pasaron.
36:35 Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como
huerto del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas
y arruinadas, están fortificadas y habitadas.
36:36 Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán
que yo reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que
estaba desolado; yo Jehová he hablado, y lo haré.
36:37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún
seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré
los hombres como se multiplican los rebaños.
36:38 Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén
en sus fiestas solemnes, así las ciudades desiertas serán
llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 37
El valle de los huesos secos
37:1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en
el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que
estaba lleno de huesos.
37:2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí
que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en
gran manera.
37:3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?
Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.
37:4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos
secos, oíd palabra de Jehová.
37:5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos:
He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
37:6 Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre
vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros
espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.
37:7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras
yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada
hueso con su hueso.
37:8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne
subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había
en ellos espíritu.
37:9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre,
y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor:
Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos,
y vivirán.
37:10 Y profeticé como me había mandado, y entró
espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies;
un ejército grande en extremo.
37:11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa
de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció
nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.
37:12 Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová
el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío,
y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la
tierra de Israel.
37:13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros
sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.
37:14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis,
y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo
Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.
La reunión de Judá e Israel
37:15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
37:16 Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para
Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después
otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín,
y para toda la casa de Israel sus compañeros.
37:17 Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo,
y serán uno solo en tu mano.
37:18 Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No
nos enseñarás qué te propones con eso?,
37:19 diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He
aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano
de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los
pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo,
y serán uno en mi mano.
37:20 Y los palos sobre que escribas estarán en tu mano delante
de sus ojos,
37:21 y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las
cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré
a su tierra;
37:22 y los haré una nación en la tierra, en los montes
de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más
serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en
dos reinos.
37:23 Ni se contaminarán ya más con sus ídolos,
con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré
de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré;
y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.
37:24 Mi siervo David será rey sobre ellos,
y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos,
y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra.
37:25 Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la
cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos
y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe
de ellos para siempre.
37:26 Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será
con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré
mi santuario entre ellos para siempre.
37:27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré
a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
37:28 Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a
Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.
Capítulo 38
Profecía contra Gog
38:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
38:2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog,
príncipe soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él,
38:3 y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí,
yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal.
38:4 Y te quebrantaré, y pondré garfios en tus quijadas,
y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos y jinetes,
de todo en todo equipados, gran multitud con paveses y escudos, teniendo
todos ellos espadas;
38:5 Persia, Cus y Fut con ellos; todos ellos con escudo y yelmo;
38:6 Gomer, y todas sus tropas; la casa de Togarma, de los confines
del norte, y todas sus tropas; muchos pueblos contigo.
38:7 Prepárate y apercíbete, tú y toda tu multitud
que se ha reunido a ti, y sé tú su guarda.
38:8 De aquí a muchos días serás visitado; al
cabo de años vendrás a la tierra salvada de la espada, recogida
de muchos pueblos, a los montes de Israel, que siempre fueron una desolación;
mas fue sacada de las naciones, y todos ellos morarán confiadamente.
38:9 Subrirás tú, y vendrás como tempestad; como
nublado para cubrir la tierra serás tú y todas tus tropas,
y muchos pueblos contigo.
38:10 Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día
subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento,
38:11 y dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré
contra gentes tranquilas que habitan confiadamente; todas ellas habitan
sin muros, y no tienen cerrojos ni puertas;
38:12 para arrebatar despojos y para tomar botín, para poner
tus manos sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido
de entre las naciones, que se hace de ganado y posesiones, que mora en
la parte central de la tierra.
38:13 Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos
sus príncipes, te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos?
¿Has reunido tu multitud para tomar botín, para quitar plata
y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?
38:14 Por tanto, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: Así
ha dicho Jehová el Señor: En aquel tiempo, cuando mi pueblo
Israel habite con seguridad, ¿no lo sabrás tú?
38:15 Vendrás de tu lugar, de las regiones del norte, tú
y muchos pueblos contigo, todos ellos a caballo, gran multitud y poderoso
ejército,
38:16 y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir
la tierra; será al cabo de los días; y te traeré sobre
mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado en
ti, oh Gog, delante de sus ojos.
38:17 Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No
eres tú aquel de quien hablé yo en tiempos pasados por mis
siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron en aquellos tiempos
que yo te había de traer sobre ellos?
38:18 En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel,
dijo Jehová el Señor, subirá mi ira y mi enojo.
38:19 Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en
aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel;
38:20 que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo
y toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que
están sobre la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia;
y se desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo
muro caerá a tierra.
38:21 Y en todos mis montes llamaré contra él la espada,
dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será
contra su hermano.
38:22 Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre;
y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos
pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de
granizo, fuego y azufre.
38:23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido
ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.
Capítulo 39
39:1 Tú pues, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: Así
ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra
ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal.
39:2 Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré
subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel;
39:3 y sacaré tu arco de tu mano izquierda, y derribaré
tus saetas de tu mano derecha.
39:4 Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus
tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda
especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida.
39:5 Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice
Jehová el Señor.
39:6 Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran con
seguridad en las costas; y sabrán que yo soy Jehová.
39:7 Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel,
y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán
las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel.
39:8 He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová
el Señor; este es el día del cual he hablado.
39:9 Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán
y quemarán armas, escudos, paveses, arcos y saetas, dardos de mano
y lanzas; y los quemarán en el fuego por siete años.
39:10 No traerán leña del campo, ni cortarán de
los bosques, sino quemarán las armas en el fuego; y despojarán
a sus despojadores, y robarán a los que les robaron, dice Jehová
el Señor.
39:11 En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí
en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá
el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a
Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog.
39:12 Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses,
para limpiar la tierra.
39:13 Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será
para ellos célebre el día en que yo sea glorificado, dice
Jehová el Señor.
39:14 Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país
con los que viajen, para enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra,
a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán el reconocimiento.
39:15 Y pasarán los que irán por el país, y el
que vea los huesos de algún hombre pondrá junto a ellos una
señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog.
39:16 Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y
limpiarán la tierra.
39:17 Y tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová
el Señor: Di a las aves de toda especie, y a toda fiera del campo:
Juntaos, y venid; reuníos de todas partes a mi víctima que
sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes de Israel;
y comeréis carne y beberéis sangre.
39:18 Comeréis carne de fuertes, y beberéis sangre de
príncipes de la tierra; de carneros, de corderos, de machos cabríos,
de bueyes y de toros, engordados todos en Basán.
39:19 Comeréis grosura hasta saciaros, y beberéis hasta
embriagaros de sangre de las víctimas que para vosotros sacrifiqué.
39:20 Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos y de jinetes
fuertes y de todos los hombres de guerra, dice Jehová el Señor.
39:21 Y pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones
verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos
puse.
39:22 Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel
que yo soy Jehová su Dios.
39:23 Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada
cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí
de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron
todos a espada.
39:24 Conforme a su inmundicia y conforme a sus rebeliones hice con
ellos, y de ellos escondí mi rostro.
39:25 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia
de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre.
39:26 Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión
con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con
seguridad, y no haya quien los espante;
39:27 cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de
la tierra de sus enemigos, y sea santificado en ellos ante los ojos de
muchas naciones.
39:28 Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después
de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna
sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos.
39:29 Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré
derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová
el Señor.
Capítulo 40
La visión del templo
40:1 En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del
año, a los diez días del mes, a los catorce años después
que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí
la mano de Jehová, y me llevó allá.
40:2 En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me
puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido
a una gran ciudad, hacia la parte sur.
40:3 Me llevó allí, y he aquí un varón,
cuyo aspecto era como aspecto de bronce; y tenía un cordel de lino
en su mano, y una caña de medir;
y él estaba a la puerta.
40:4 Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre,
mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón
a todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase has
sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa de Israel.
40:5 Y he aquí un muro fuera de la casa;
y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano
era de seis codos
de a codo y palmo menor; y midió el espesor del muro, de una caña,
y la altura, de otra caña.
40:6 Después vino a la puerta que mira hacia el oriente, y subió
por sus gradas, y midió un poste de la puerta, de una caña
de ancho, y el otro poste, de otra caña de ancho.
40:7 Y cada cámara tenía una caña
de largo, y una caña de ancho; y entre las cámaras había
cinco codos de ancho; y cada poste de la puerta junto a la entrada de la
puerta por dentro, una caña.
40:8 Midió asimismo la entrada de la puerta por dentro, una
caña.
40:9 Midió luego la entrada del portal, de ocho codos,
y sus postes de dos codos; y la puerta del portal estaba por el lado de
adentro.
40:10 Y la puerta oriental tenía tres cámaras a cada
lado, las tres de una medida; también de una medida los portales
a cada lado.
40:11 Midió el ancho de la entrada de la puerta, de diez codos,
y la longitud del portal, de trece codos.
40:12 El espacio delante de las cámaras era de un codo
a un lado, y de otro codo al otro lado; y cada cámara tenía
seis codos por un lado, y seis codos por el otro.
40:13 Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta
el techo de la otra, veinticinco codos
de ancho, puerta contra puerta.
40:14 Y midió los postes, de sesenta codos,
cada poste del atrio y del portal todo en derredor.
40:15 Y desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente
de la entrada de la puerta interior, cincuenta codos.
40:16 Y había ventanas estrechas en las cámaras, y en
sus portales por dentro de la puerta alrededor, y asimismo en los corredores;
y las ventanas estaban alrededor por dentro; y en cada poste había
palmeras.
40:17 Me llevó luego al atrio exterior, y he aquí había
cámaras, y estaba enlosado todo en derredor; treinta cámaras
había alrededor en aquel atrio.
40:18 El enlosado a los lados de las puertas, en proporción
a la longitud de los portales, era el enlosado más bajo.
40:19 Y midió la anchura desde el frente de la puerta de abajo
hasta el frente del atrio interior por fuera, de cien codos
hacia el oriente y el norte.
40:20 Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior,
midió su longitud y su anchura.
40:21 Sus cámaras eran tres de un lado, y tres del otro; y sus
postes y sus arcos eran como la medida de la puerta primera: cincuenta
codos
de longitud, y veinticinco de ancho.
40:22 Y sus ventanas y sus arcos y sus palmeras eran conforme a la
medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y se subía a ella
por siete gradas, y delante de ellas estaban sus arcos.
40:23 La puerta del atrio interior estaba enfrente de la puerta hacia
el norte, y así al oriente; y midió de puerta a puerta, cien
codos.
40:24 Me llevó después hacia el sur, y he aquí
una puerta hacia el sur; y midió sus portales y sus arcos conforme
a estas medidas.
40:25 Y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor, como las otras
ventanas; la longitud era de cincuenta codos,
y el ancho de veinticinco codos.
40:26 Sus gradas eran de siete peldaños, con sus arcos delante
de ellas; y tenía palmeras, una de un lado, y otra del otro lado,
en sus postes.
40:27 Había también puerta hacia el sur del atrio interior;
y midió de puerta a puerta hacia el sur cien codos.
40:28 Me llevó después en el atrio de adentro a la puerta
del sur, y midió la puerta del sur conforme a estas medidas.
40:29 Sus cámaras y sus postes y sus arcos eran conforme a estas
medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud
era de cincuenta codos,
y de veinticinco codos el ancho.
40:30 Los arcos alrededor eran de veinticinco codos
de largo, y cinco codos de ancho.
40:31 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus
postes; y sus gradas eran de ocho peldaños.
40:32 Y me llevó al atrio interior hacia el oriente, y midió
la puerta conforme a estas medidas.
40:33 Eran sus cámaras y sus postes y sus arcos conforme a estas
medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud
era de cincuenta codos,
y la anchura de veinticinco codos.
40:34 Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmeras en sus
postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.
40:35 Me llevó luego a la puerta del norte, y midió conforme
a estas medidas;
40:36 sus cámaras, sus postes, sus arcos y sus ventanas alrededor;
la longitud era de cincuenta codos,
y de veinticinco codos el ancho.
40:37 Sus postes caían afuera al atrio, con palmeras a cada
uno de sus postes de un lado y de otro; y sus gradas eran de ocho peldaños.
40:38 Y había allí una cámara, y su puerta con
postes de portales; allí lavarán el holocausto.
40:39 Y en la entrada de la puerta había dos mesas a un lado,
y otras dos al otro, para degollar sobre ellas el holocausto y la expiación
y el sacrificio por el pecado.
40:40 A un lado, por fuera de las gradas, a la entrada de la puerta
del norte, había dos mesas; y al otro lado que estaba a la entrada
de la puerta, dos mesas.
40:41 Cuatro mesas a un lado, y cuatro mesas al otro lado, junto a
la puerta; ocho mesas, sobre las cuales degollarán las víctimas.
40:42 Las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra labrada, de
un codo
y medio de longitud, y codo y medio de ancho, y de un codo de altura; sobre
éstas pondrán los utensilios con que degollarán el
holocausto y el sacrificio.
40:43 Y adentro, ganchos, de un palmo menor,
dispuestos en derredor; y sobre las mesas la carne de las víctimas.
40:44 Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba
al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores,
las cuales miraban hacia el sur; una estaba al lado de la puerta del oriente
que miraba hacia el norte.
40:45 Y me dijo: Esta cámara que mira hacia el sur es de los
sacerdotes que hacen la guardia del templo.
40:46 Y la cámara que mira hacia el norte es de los sacerdotes
que hacen la guardia del altar; estos son los hijos de Sadoc, los cuales
son llamados de los hijos de Leví para ministrar a Jehová.
40:47 Y midió el atrio, cien codos
de longitud, y cien codos de anchura; era cuadrado; y el altar estaba delante
de la casa.
40:48 Y me llevó al pórtico del templo, y midió
cada poste del pórtico, cinco codos
de un lado, y cinco codos de otro; y la anchura de la puerta tres codos
de un lado, y tres codos de otro.
40:49 La longitud del pórtico, veinte codos,
y el ancho once codos, al cual subían por gradas; y había
columnas junto a los postes, una de un lado, y otra de otro.
Capítulo 41
41:1 Me introdujo luego en el templo, y midió los postes, siendo
el ancho seis codos
de un lado, y seis codos de otro, que era el ancho del tabernáculo.
41:2 El ancho de la puerta era de diez codos,
y los lados de la puerta, de cinco codos de un lado, y cinco del otro.
Y midió su longitud, de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos.
41:3 Y pasó al interior, y midió cada poste de la puerta,
de dos codos;
y la puerta, de seis codos; y la anchura de la entrada, de siete codos.
41:4 Midió también su longitud, de veinte codos,
y la anchura de veinte codos, delante del templo; y me dijo: Este es el
lugar santísimo.
41:5 Después midió el muro de la casa, de seis codos;
y de cuatro codos la anchura de las cámaras, en torno de la casa
alrededor.
41:6 Las cámaras laterales estaban sobrepuestas unas a otras,
treinta en cada uno de los tres pisos; y entraban modillones en la pared
de la casa alrededor, sobre los que estribasen las cámaras, para
que no estribasen en la pared de la casa.
41:7 Y había mayor anchura en las cámaras de más
arriba; la escalera de caracol de la casa subía muy alto alrededor
por dentro de la casa; por tanto, la casa tenía más anchura
arriba. Del piso inferior se podía subir al de en medio, y de éste
al superior.
41:8 Y miré la altura de la casa alrededor; los cimientos de
las cámaras eran de una caña
entera de seis codos largos.
41:9 El ancho de la pared de afuera de las cámaras era de cinco
codos,
igual al espacio que quedaba de las cámaras de la casa por dentro.
41:10 Y entre las cámaras había anchura de veinte codos
por todos lados alrededor de la casa.
41:11 La puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba,
una puerta hacia el norte, y otra puerta hacia el sur; y el ancho del espacio
que quedaba era de cinco codos
por todo alrededor.
41:12 Y el edificio que estaba delante del espacio abierto al lado
del occidente era de setenta codos;
y la pared del edificio, de cinco codos de grueso alrededor, y noventa
codos de largo.
41:13 Luego midió la casa, cien codos
de largo; y el espacio abierto y el edificio y sus paredes, de cien codos
de longitud.
41:14 Y el ancho del frente de la casa y del espacio abierto al oriente
era de cien codos.
41:15 Y midió la longitud del edificio que estaba delante del
espacio abierto que había detrás de él, y las cámaras
de uno y otro lado, cien codos;
y el templo de dentro, y los portales del atrio.
41:16 Los umbrales y las ventanas estrechas y las cámaras alrededor
de los tres pisos estaba todo cubierto de madera desde el suelo hasta las
ventanas; y las ventanas también cubiertas.
41:17 Por encima de la puerta, y hasta la casa de adentro, y afuera
de ella, y por toda la pared en derredor por dentro y por fuera, tomó
medidas.
41:18 Y estaba labrada con querubines y palmeras, entre querubín
y querubín una palmera; y cada querubín tenía dos
rostros;
41:19 un rostro de hombre hacia la palmera del un lado, y un rostro
de león hacia la palmera del otro lado, por toda la casa alrededor.
41:20 Desde el suelo hasta encima de la puerta había querubines
labrados y palmeras, por toda la pared del templo.
41:21 Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del santuario
era como el otro frente.
41:22 La altura del altar de madera era de tres codos,
y su longitud de dos codos; y sus esquinas, su superficie y sus paredes
eran de madera. Y me dijo: Esta es la mesa que está delante de Jehová.
41:23 El templo y el santuario tenían dos puertas.
41:24 Y en cada puerta había dos hojas, dos hojas que giraban;
dos hojas en una puerta, y otras dos en la otra.
41:25 En las puertas del templo había labrados de querubines
y palmeras, así como los que había en las paredes; y en la
fachada del atrio al exterior había un portal de madera.
41:26 Y había ventanas estrechas, y palmeras de uno y otro lado
a los lados del pórtico; así eran las cámaras de la
casa y los umbrales.
Capítulo 42
42:1 Me trajo luego al atrio exterior hacia el norte, y me llevó
a la cámara que estaba delante del espacio abierto que quedaba enfrente
del edificio, hacia el norte.
42:2 Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos,
y el ancho de cincuenta codos.
42:3 Frente a los veinte codos
que había en el atrio interior, y enfrente del enlosado que había
en el atrio exterior, estaban las cámaras, las unas enfrente de
las otras en tres pisos.
42:4 Y delante de las cámaras había un corredor de diez
codos de ancho hacia adentro, con una vía de un codo; y sus puertas
daban al norte.
42:5 Y las cámaras más altas eran más estrechas;
porque las galerías quitaban de ellas más que de las bajas
y de las de en medio del edificio.
42:6 Porque estaban en tres pisos, y no tenían columnas como
las columnas de los atrios; por tanto, eran más estrechas que las
de abajo y las de en medio, desde el suelo.
42:7 Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia
el atrio exterior delante de las cámaras, tenía cincuenta
codos
de largo.
42:8 Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era
de cincuenta codos;
y delante de la fachada del templo había cien codos.
42:9 Y debajo de las cámaras estaba la entrada al lado oriental,
para entrar en él desde el atrio exterior.
42:10 A lo largo del muro del atrio, hacia el oriente, enfrente del
espacio abierto, y delante del edificio, había cámaras.
42:11 Y el corredor que había delante de ellas era semejante
al de las cámaras que estaban hacia el norte; tanto su longitud
como su ancho eran lo mismo, y todas sus salidas, conforme a sus puertas
y conforme a sus entradas.
42:12 Así también eran las puertas de las cámaras
que estaban hacia el sur; había una puerta al comienzo del corredor
que había enfrente del muro al lado oriental, para quien entraba
en las cámaras.
42:13 Y me dijo: Las cámaras del norte y las del sur, que están
delante del espacio abierto, son cámaras santas en las cuales los
sacerdotes que se acercan a Jehová comerán las santas ofrendas;
allí pondrán las ofrendas santas, la ofrenda y la expiación
y el sacrifico por el pecado, porque el lugar es santo.
42:14 Cuando los sacerdotes entren, no saldrán del lugar santo
al atrio exterior, sino que allí dejarán sus vestiduras con
que ministran, porque son santas; y se vestirán otros vestidos,
y así se acercarán a lo que es del pueblo.
42:15 Y luego que acabó las medidas de la casa de adentro, me
sacó por el camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y lo
midió todo alrededor.
42:16 Midió el lado oriental con la caña de medir, quinientas
cañas
de la caña de medir alrededor.
42:17 Midió al lado del norte, quinientas cañas
de la caña de medir alrededor.
42:18 Midió al lado del sur, quinientas cañas
de la caña de medir.
42:19 Rodeó al lado del occidente, y midió quinientas
cañas
de la caña de medir.
42:20 A los cuatro lados lo midió; tenía un muro todo
alrededor, de quinientas cañas
de longitud y quinientas cañas de ancho, para hacer separación
entre el santuario y el lugar profano.
Capítulo 43
La gloria de Jehová llena el templo
43:1 Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente;
43:2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía
del oriente;
y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía
a causa de su gloria.
43:3 Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella
visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones
eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré
sobre mi rostro.
43:4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía
de la puerta que daba al oriente.
43:5 Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio
interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó
la casa.
Leyes del templo
43:6 Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón
estaba junto a mí,
43:7 y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar
donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré
entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará
la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones,
ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.
43:8 Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte
junto a mi contrafuerte, mediando sólo una pared entre mí
y ellos, han contaminado mi santo nombre con sus abominaciones que hicieron;
por tanto, los consumí en mi furor.
43:9 Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y
los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para
siempre.
43:10 Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa,
y avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de
ella.
43:11 Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender
el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas,
y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones,
y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden
toda su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra.
43:12 Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto
entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí
que esta es la ley de la casa.
43:13 Estas son las medidas del altar por codos
(el codo de a codo y palmo menor). La base, de un codo, y de un codo el
ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo. Este será
el zócalo del altar.
43:14 Y desde la base, sobre el suelo, hasta el lugar de abajo, dos
codos,
y la anchura de un codo; y desde la cornisa menor hasta la cornisa mayor,
cuatro codos, y el ancho de un codo.
43:15 El altar era de cuatro codos,
y encima del altar había cuatro cuernos.
43:16 Y el altar tenía doce codos
de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus cuatro lados.
43:17 El descanso era de catorce codos de
longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio codo el borde
alrededor; y la base de un codo por todos lados; y sus gradas estaban al
oriente.
43:18 Y me dijo: Hijo de hombre, así ha dicho Jehová
el Señor: Estas son las ordenanzas del altar el día en que
sea hecho, para ofrecer holocausto sobre él y para esparcir sobre
él sangre.
43:19 A los sacerdotes levitas que son del linaje de Sadoc, que se
acerquen a mí, dice Jehová el Señor, para ministrar
ante mí, darás un becerro de la vacada para expiación.
43:20 Y tomarás de su sangre, y pondrás en los cuatro
cuernos del altar, y en las cuatro esquinas del descanso, y en el borde
alrededor; así lo limpiarás y purificarás.
43:21 Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo
quemarás conforme a la ley de la casa, fuera del santuario.
43:22 Al segundo día ofrecerás un macho cabrío
sin defecto, para expiación; y purificarán el altar como
lo purificaron con el becerro.
43:23 Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada
sin defecto, y un carnero sin tacha de la manada;
43:24 y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes
echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en holocausto a
Jehová.
43:25 Por siete días sacrificarán un macho cabrío
cada día en expiación; asimismo sacrificarán el becerro
de la vacada y un carnero sin tacha del rebaño.
43:26 Por siete días harán expiación por el altar,
y lo limpiarán, y así lo consagrarán.
43:27 Y acabados estos días, del octavo día en adelante,
los sacerdotes sacrificarán sobre el altar vuestros holocaustos
y vuestras ofrendas de paz; y me seréis aceptos, dice Jehová
el Señor.
Capítulo 44
44:1 Me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira
hacia el oriente; y estaba cerrada.
44:2 Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no
se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová
Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada.
44:3 En cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él
se sentará allí para comer pan delante de Jehová;
por el vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo camino
saldrá.
44:4 Y me llevó hacia la puerta del norte por delante de la
casa; y miré, y he aquí la gloria de Jehová había
llenado la casa de Jehová; y me postré sobre mi rostro.
44:5 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon atención,
y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo
sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes;
y pon atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas
del santuario.
44:6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así
ha dicho Jehová el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones,
oh casa de Israel;
44:7 de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos
de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa; de ofrecer
mi pan, la grosura y la sangre, y de invalidar mi pacto con todas vuestras
abominaciones.
44:8 Pues no habéis guardado lo establecido acerca de mis cosas
santas, sino que habéis puesto extranjeros como guardas de las ordenanzas
en mi santuario.
44:9 Así ha dicho Jehová el Señor: Ningún
hijo de extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne,
entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están
entre los hijos de Israel.
44:10 Y los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se
alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán
su iniquidad.
44:11 Y servirán en mi santuario como porteros a las puertas
de la casa y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto
y la víctima para el pueblo, y estarán ante él para
servirle.
44:12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron
a la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi
mano y jurado, dice Jehová el Señor, que ellos llevarán
su iniquidad.
44:13 No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes,
ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas,
sino que llevarán su vergüenza y las abominaciones que hicieron.
44:14 Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia
de la casa, para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya
de hacerse.
44:15 Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento
del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos
se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí
estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová
el Señor.
44:16 Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán
a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas.
44:17 Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán
vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando
ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa.
44:18 Turbantes de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos
de lino sobre sus lomos;
no se ceñirán cosa que los haga sudar.
44:19 Cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo,
se quitarán las vestiduras con que ministraron, y las dejarán
en las cámaras del santuario,
y se vestirán de otros vestidos, para no santificar al pueblo con
sus vestiduras.
44:20 Y no se raparán su cabeza, ni dejarán crecer su
cabello,
sino que lo recortarán solamente.
44:21 Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar
en el atrio interior.
44:22 Ni viuda ni repudiada tomará por mujer, sino que tomará
virgen del linaje de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote.
44:23 Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre
lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre
lo limpio y lo no limpio.
44:24 En los casos de pleito ellos estarán para juzgar; conforme
a mis juicios juzgarán; y mis leyes y mis decretos guardarán
en todas mis fiestas solemnes, y santificarán mis días de
reposo.
44:25 No se acercarán a hombre muerto para contaminarse;
pero por padre o madre, hijo o hija, hermano, o hermana que no haya tenido
marido, sí podrán contaminarse.
44:26 Y después de su purificación, le contarán
siete días.
44:27 Y el día que entre al santuario, al atrio interior, para
ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice Jehová
el Señor.
44:28 Y habrá para ellos heredad; yo seré su heredad,
pero no les daréis posesión en Israel; yo soy su posesión.
44:29 La ofrenda y la expiación y el sacrificio por el pecado
comerán, y toda cosa consagrada en Israel será de ellos.
44:30 Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda
ofrenda de todo lo que se presente de todas vuestras ofrendas, será
de los sacerdotes; asimismo daréis al sacerdote las primicias de
todas vuestras masas, para que repose la bendición en vuestras casas.
44:31 Ninguna cosa mortecina ni desgarrada, así de aves como
de animales, comerán los sacerdotes.
Capítulo 45
45:1 Cuando repartáis por suertes la tierra en heredad, apartaréis
una porción para Jehová, que le consagraréis en la
tierra, de longitud de veinticinco mil cañas
y diez mil de ancho; esto será santificado en todo su territorio
alrededor.
45:2 De esto será para el santuario quinientas cañas
de longitud y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos
en derredor para sus ejidos.
45:3 Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas,
y en ancho diez mil, en lo cual estará el santuario y el lugar santísimo.
45:4 Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes,
ministros del santuario, que se acercan para ministrar a Jehová;
y servirá de lugar para sus casas, y como recinto sagrado para el
santuario.
45:5 Asimismo veinticinco mil cañas
de longitud y diez mil de ancho, lo cual será para los levitas ministros
de la casa, como posesión para sí, con veinte cámaras.
45:6 Para propiedad de la ciudad señalaréis cinco mil
de anchura y veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó
para el santuario; será para toda la casa de Israel.
45:7 Y la parte del príncipe estará junto a lo que se
apartó para el santuario, de uno y otro lado, y junto a la posesión
de la ciudad, delante de lo que se apartó para el santuario, y delante
de la posesión de la ciudad, desde el extremo occidental hasta el
extremo
oriental, y la longitud será desde el límite occidental hasta
el límite oriental.
45:8 Esta tierra tendrá por posesión en Israel, y nunca
más mis príncipes oprimirán a mi pueblo; y darán
la tierra a la casa de Israel conforme a sus tribus.
45:9 Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Basta
ya, oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña.
Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo,
dice Jehová el Señor.
45:10 Balanzas justas, efa justo, y bato
justo tendréis.
45:11 El efa
y el bato serán de una misma medida: que el bato tenga la décima
parte del homer, y la décima parte del homer el efa; la medida de
ellos será según el homer.
45:12 Y el siclo
será de veinte geras. Veinte siclos, veinticinco siclos, quince
siclos, os serán una mina.
45:13 Esta será la ofrenda que ofreceréis: la sexta parte
de un efa
por cada homer del trigo, y la sexta parte de un efa por cada homer de
la cebada.
45:14 La ordenanza para el aceite será que ofreceréis
un bato
de aceite, que es la décima parte de un coro; diez batos harán
un homer; porque diez batos son un homer.
45:15 Y una cordera del rebaño de doscientas, de las engordadas
de Israel, para sacrificio, y para holocausto y para ofrendas de paz, para
expiación por ellos, dice Jehová el Señor.
45:16 Todo el pueblo de la tierra estará obligado a dar esta
ofrenda para el príncipe de Israel.
45:17 Mas al príncipe corresponderá el dar el holocausto
y el sacrificio y la libación en las fiestas solemnes, en las lunas
nuevas, en los días de reposo y en todas las fiestas de la casa
de Israel; él dispondrá la expiación, la ofrenda,
el holocausto y las ofrendas de paz, para hacer expiación por la
casa de Israel.
45:18 Así ha dicho Jehová el Señor: El mes primero,
el día primero del mes, tomarás de la vacada un becerro sin
defecto, y purificarás el santuario.
45:19 Y el sacerdote tomará de la sangre de la expiación,
y pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos
del descanso del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior.
45:20 Así harás el séptimo día del mes
para los que pecaron por error y por engaño, y harás expiación
por la casa.
45:21 El mes primero, a los catorce días del mes, tendréis
la pascua, fiesta de siete días; se comerá pan sin levadura.
45:22 Aquel día el príncipe sacrificará por sí
mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado.
45:23 Y en los siete días de la fiesta solemne ofrecerá
holocausto a Jehová, siete becerros y siete carneros sin defecto,
cada día de los siete días; y por el pecado un macho cabrío
cada día.
45:24 Y con cada becerro ofrecerá ofrenda de un efa,
y con cada carnero un efa; y por cada efa un hin de aceite.
45:25 En el mes séptimo, a los quince días del mes, en
la fiesta, hará como en estos siete días
en cuanto a la expiación, en cuanto al holocausto, en cuanto al
presente y en cuanto al aceite.
Capítulo 46
46:1 Así ha dicho Jehová el Señor: La puerta del atrio
interior que mira al oriente estará cerrada los seis días
de trabajo, y el día de reposo se abrirá; se abrirá
también el día de la luna nueva.
46:2 Y el príncipe entrará por el camino del portal de
la puerta exterior, y estará en pie junto al umbral de la puerta
mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y
adorará junto a la entrada de la puerta; después saldrá;
pero no se cerrará la puerta hasta la tarde.
46:3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová,
a la entrada de la puerta, en los días de reposo y en las lunas
nuevas.
46:4 El holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová
en el día de reposo será seis corderos sin defecto, y un
carnero sin tacha;
46:5 y por ofrenda un efa
con cada carnero; y con cada cordero una ofrenda conforme a sus posibilidades,
y un hin de aceite con el efa.
46:6 Mas el día de la luna nueva, un becerro sin tacha de la
vacada, seis corderos, y un carnero; deberán ser sin defecto.
46:7 Y hará ofrenda de un efa
con el becerro, y un efa con cada carnero; pero con los corderos, conforme
a sus posibilidades; y un hin de aceite por cada efa.
46:8 Y cuando el príncipe entrare, entrará por el camino
del portal de la puerta, y por el mismo camino saldrá.
46:9 Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante de Jehová
en las fiestas, el que entrare por la puerta del norte saldrá por
la puerta del sur, y el que entrare por la puerta del sur saldrá
por la puerta del norte; no volverá por la puerta por donde entró,
sino que saldrá por la de enfrente de ella.
46:10 Y el príncipe, cuando ellos entraren, entrará en
medio de ellos; y cuando ellos salieren, él saldrá.
46:11 Y en las fiestas y en las asambleas solemnes será la ofrenda
un efa
con cada becerro, y un efa con cada carnero; y con los corderos, conforme
a sus posibilidades; y un hin de aceite con cada efa.
46:12 Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto u
ofrendas de paz a Jehová, le abrirán la puerta que mira al
oriente, y hará su holocausto y sus ofrendas de paz, como hace en
el día de reposo; después saldrá, y cerrarán
la puerta después que saliere.
46:13 Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día
en holocausto un cordero de un año sin defecto; cada mañana
lo sacrificarás.
46:14 Y con él harás todas las mañanas ofrenda
de la sexta parte de un efa,
y la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de harina;
ofrenda para Jehová continuamente, por estatuto perpetuo.
46:15 Ofrecerán, pues, el cordero y la ofrenda y el aceite,
todas las mañanas en holocausto continuo.
46:16 Así ha dicho Jehová el Señor: Si el príncipe
diere parte de su heredad a sus hijos, será de ellos; posesión
de ellos será por herencia.
46:17 Mas si de su heredad diere parte a alguno de sus siervos, será
de él hasta el año del jubileo,
y volverá al príncipe; mas su herencia será de sus
hijos.
46:18 Y el príncipe no tomará nada de la herencia del
pueblo, para no defraudarlos de su posesión; de lo que él
posee dará herencia a sus hijos, a fin de que ninguno de mi pueblo
sea echado de su posesión.
46:19 Me trajo después por la entrada que estaba hacia la puerta,
a las cámaras santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte,
y vi que había allí un lugar en el fondo del lado de occidente.
46:20 Y me dijo: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán
la ofrenda por el pecado y la expiación; allí cocerán
la ofrenda, para no sacarla al atrio exterior, santificando así
al pueblo.
46:21 Y luego me sacó al atrio exterior, y me llevó por
los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón había un
patio.
46:22 En los cuatro rincones del atrio había patios cercados,
de cuarenta codos
de longitud y treinta de ancho; una misma medida tenían los cuatro.
46:23 Y había una pared alrededor de ellos, alrededor de los
cuatro, y abajo fogones alrededor de las paredes.
46:24 Y me dijo: Estas son las cocinas, donde los servidores de la
casa cocerán la ofrenda del pueblo.
Capítulo 47
Las aguas salutíferas
47:1 Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas
que salían de debajo del umbral de la casa
hacia
el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas
descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del
altar.
47:2 Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo
dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de
la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho.
47:3 Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel
en su mano; y midió mil codos,
y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.
47:4 Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las
rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta
los lomos.
47:5 Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía
pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río
no se podía pasar sino a nado.
47:6 Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me
llevó, y me hizo volver por la ribera del río.
47:7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había
muchísimos árboles a uno y otro lado.
47:8 Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y
descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas
en el mar, recibirán sanidad las aguas.
47:9 Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos
dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces
por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad;
y vivirá todo lo que entrare en este río.
47:10 Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi
hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán
los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande.
47:11 Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán
para salinas.
47:12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá
toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni
faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas
salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para
medicina.
Límites y repartición de la tierra
47:13 Así ha dicho Jehová el Señor: Estos son los
límites en que repartiréis la tierra por heredad entre las
doce tribus de Israel. José tendrá dos partes.
47:14 Y la heredaréis así los unos como los otros; por
ella alcé mi mano jurando que la había de dar a vuestros
padres; por tanto, esta será la tierra de vuestra heredad.
47:15 Y este será el límite de la tierra hacia el lado
del norte; desde el Mar Grande, camino de Hetlón viniendo a Zedad,
47:16 Hamat, Berota, Sibraim, que está entre el límite
de Damasco y el límite de Hamat; Hazar-haticón, que es el
límite de Haurán.
47:17 Y será el límite del norte desde el mar hasta Hazar-enán
en el límite de Damasco al norte, y al límite de Hamat al
lado del norte.
47:18 Del lado del oriente, en medio de Haurán y de Damasco,
y de Galaad y de la tierra de Israel, al Jordán; esto mediréis
de límite hasta el mar oriental.
47:19 Del lado meridional, hacia el sur, desde Tamar hasta las aguas
de las rencillas; desde Cades y el arroyo hasta el Mar Grande; y esto será
el lado meridional, al sur.
47:20 Del lado del occidente el Mar Grande será el límite
hasta enfrente de la entrada de Hamat; este será el lado occidental.
47:21 Repartiréis, pues, esta tierra entre vosotros según
las tribus de Israel.
47:22 Y echaréis sobre ella suertes por heredad para vosotros,
y para los extranjeros que moran entre vosotros, que entre vosotros han
engendrado hijos; y los tendréis como naturales entre los hijos
de Israel; echarán suertes con vosotros para tener heredad entre
las tribus de Israel.
47:23 En la tribu en que morare el extranjero, allí le daréis
su heredad, ha dicho Jehová el Señor.
Capítulo 48
48:1 Estos son los nombres de las tribus: Desde el extremo norte por la
vía de Hetlón viniendo a Hamat, Hazar-enán, en los
confines de Damasco, al norte, hacia Hamat, tendrá Dan una parte,
desde el lado oriental hasta el occidental.
48:2 Junto a la frontera de Dan, desde el lado del oriente hasta el
lado del mar, tendrá Aser una parte.
48:3 Junto al límite de Aser, desde el lado del oriente hasta
el lado del mar, Neftalí, otra.
48:4 Junto al límite de Neftalí, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, Manasés, otra.
48:5 Junto al límite de Manasés, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, Efraín, otra.
48:6 Junto al límite de Efraín, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, Rubén, otra.
48:7 Junto al límite de Rubén, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, Judá, otra.
48:8 Junto al límite de Judá, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, estará la porción que reservaréis
de veinticinco mil cañas
de anchura, y de longitud como cualquiera de las otras partes, esto es,
desde el lado del oriente hasta el lado del mar; y el santuario estará
en medio de ella.
48:9 La porción que reservaréis para Jehová tendrá
de longitud veinticinco mil cañas,
y diez mil de ancho.
48:10 La porción santa que pertenecerá a los sacerdotes
será de vienticinco mil cañas
al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho
al oriente, y de veinticinco mil de longitud al sur; y el santuario de
Jehová estará en medio de ella.
48:11 Los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc que me guardaron
fidelidad, que no erraron cuando erraron los hijos de Israel, como erraron
los levitas,
48:12 ellos tendrán como parte santísima la porción
de la tierra reservada, junto al límite de la de los levitas.
48:13 Y la de los levitas, al lado de los límites de la de los
sacerdotes, será de veinticinco mil cañas
de longitud, y de diez mil de anchura; toda la longitud de veinticinco
mil, y la anchura de diez mil.
48:14 No venderán nada de ello, ni lo permutarán, ni
traspasarán las primicias de la tierra; porque es cosa consagrada
a Jehová.
48:15 Y las cinco mil cañas
de anchura que quedan de las veinticinco mil, serán profanas, para
la ciudad, para habitación y para ejido; y la ciudad estará
en medio.
48:16 Estas serán sus medidas: al lado del norte cuatro mil
quinientas cañas,
al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente cuatro mil quinientas,
y al lado del occidente cuatro mil quinientas.
48:17 Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas cincuenta
cañas,
al sur de doscientas cincuenta, al oriente de doscientas cincuenta, y de
doscientas cincuenta al occidente.
48:18 Y lo que quedare de longitud delante de la porción santa,
diez mil cañas
al oriente y diez mil al occidente, que será lo que quedará
de la porción santa, será para sembrar para los que sirven
a la ciudad.
48:19 Y los que sirvan a la ciudad serán de todas la tribus
de Israel.
48:20 Toda la porción reservada de veinticinco mil cañas
por veinticinco mil en cuadro, reservaréis como porción para
el santuario, y para la posesión de la ciudad.
48:21 Y del príncipe será lo que quedare a uno y otro
lado de la porción santa y de la posesión de la ciudad, esto
es, delante de las veinticinco mil cañas
de la porción hasta el límite oriental, y al occidente delante
de las veinticinco mil hasta el límite occidental, delante de las
partes dichas será del príncipe; porción santa será,
y el santuario de la casa estará en medio de ella.
48:22 De este modo la parte del príncipe será la comprendida
desde la porción de los levitas y la porción de la ciudad,
entre el límite de Judá y el límite de Benjamín.
48:23 En cuanto a las demás tribus, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, tendrá Benjamín una porción.
48:24 Junto al límite de Benjamín, desde el lado del
oriente hasta el lado del mar, Simeón, otra.
48:25 Junto al límite de Simeón, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, Isacar, otra.
48:26 Junto al límite de Isacar, desde el lado del oriente hasta
el lado del mar, Zabulón, otra.
48:27 Junto al límite de Zabulón, desde el lado del oriente
hasta el lado del mar, Gad, otra.
48:28 Junto al límite de Gad, al lado meridional al sur, será
el límite desde Tamar hasta las aguas de las rencillas, y desde
Cades y el arroyo hasta el Mar Grande.
48:29 Esta es la tierra que repartiréis por suertes en heredad
a las tribus de Israel, y estas son sus porciones, ha dicho Jehová
el Señor.
48:30 Y estas son las salidas de la ciudad:
al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas
por medida.
48:31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres
de las tribus de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén,
una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra.
48:32 Al lado oriental cuatro mil quinientas cañas,
y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín,
otra; la puerta de Dan, otra.
48:33 Al lado del sur, cuatro mil quinientas cañas
por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta
de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra.
48:34 Y al lado occidental cuatro mil quinientas cañas,
y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la
puerta de Neftalí, otra.
48:35 En derredor tendrá dieciocho mil cañas.
Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.
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