Todos sabemos que las armas son para dañar al enemigo; produciendo desde un daño menor a otro realmente irreparable.
Todas conllevan destrucción y muerte.
Hasta los infantes saben que las armas son para derrotar a nuestros enemigos y mantenerlos bajo nuestro dominio.
El que posee el arma con mayor tecnología va a tener más éxito en su cometido.
Los que hoy en día tienen a más personas bajo su dominio son los que tienen las armas con mayor poder de destrucción.
Armas Mortales versus personas sometidas.
Armas, sinónimo de muerte.
Como sea, el arma de la cual hablamos, trae muerte y destrucción.
Hasta el arma más pequeñita, de esas que caben en el hueco de la mano, dirigida certeramente hacia su objetivo, en el momento justo, y a la distancia apropiada, causa la muerte de la persona a quien se quiere destruir.
¿Cuándo se usan estas armas mortales?
Siempre va a ser cuando se necesite someter y mantener atemorizados a los que vemos como un peligro u amenaza para con nosotros y nuestros intereses: sean intereses patrióticos muy loables, o personales; ambiciosos, mezquinos y egoístas.
Hay un arma que con ser la más pequeña de todas es la más mortífera conocida hasta hoy día.
Nacemos con ella; y es la más fácil de portar; no se necesita permiso especial para hacer uso de ella;, está siempre, a pesar de no estar a la vista, dispuesta y cargada con el material más mortífero que podamos necesitar para herir o dar el golpe de gracia a otro ser humano.
Esta arma mortal, se carga directo desde el fondo del corazón de las personas. Se carga con ira, odio, resentimientos, envidias y engaños.
Este corazón lleno de malignos sentimientos es el que elige a quién dirigir el arma; y la mente también hace su trabajo sacando de lugares ocultos dentro de sí, la carga mortífera con la cual someter, herir, matar y destruir a la víctima elegida.
En estos precisos momentos, en todo el mundo, hay millones y millones de personas haciendo uso de ella. Personas que parecen inofensivas, pero, que están produciendo daños inimaginables en los corazones de otros millones y millones de seres humanos.
Esta A r m a M o r t a l 1 es l a l e n g u a.
¿Te has visto involucrado en ataque tan feroz como el que comete una persona cuando hace uso de tan mortífera arma?
Nadie es tan indefenso como las víctimas de una calumnia.
El ataque es oculto; inesperado e insospechado, por lo tanto, hace que estas pobres personas caigan ante las garras de su enemigo con la inocencia de bebés de pecho.
Así como los bebés no esperan ataques de nadie, tampoco las víctimas de un levantador de falso testimonio esperan nada malo de su amigo o conocido; hay un elemento de confianza establecida que hace que todo transcurra según los planes trazados por este falso e hipócrita personaje.
El calumniador solo tiene que usar su astucia para que las personas involucradas en su ataque no se den cuenta que están siendo masacradas.
Siempre serán dos las víctimas, una a la cual se le levanta la calumnia y otra que recibe la mentira como verdad.
En su cometido, tiene una estrategia a seguir para conseguir la separación total entre las víctimas...
Primero, ver quién es la persona que quiere destruir ya que siente que es una amenaza para sus intereses.
Segundo, se asegura, de que la persona a la cual quiere retener para lograr sus objetivos, mediante una apariencia de lealtad y fidelidad, no se percate del engaño a que va a ser sometida.
Tercero, se asegura con zalamerías, aparentes dulzuras y promesas de amistad y de justicia, de que su oponente no sospeche de su estrategia maléfica con la cual quiere verlo lejos de su real motivo de interés.
Cuarto, ya en pleno ataque, empieza a usar su arma mortal a diestra y a siniestra, con certeros y bien dirigidos engaños traducidos en palabras, chismes, cuentos y calumnias que dan tanto dolor al que escucha, que hace que éste, empiece a odiar al que antes de corazón apreciaba; y al calumniado le comenta los sentimientos de ira, resentimientos y odio existentes... por lo cual éste asume que todo está perdido.
Destrucción...Muerte...
Pareciera que todo termina en triunfo para el mal, cuando se logra que las calumnias sean escuchadas y creídas; y a veces puede ser que realmente, nunca más se restaure la confianza entre los dos.
Es el dolor y orgullo herido, acompañado con ira y resentimientos en la persona que da oídos al mentiroso, lo que motiva el fin de la amistad y confianza que antes existía entre las víctimas.
¿Cómo se puede defender un calumniado, si la persona que se siente ofendida no cree en él, sino que cree todo lo que le dice el dueño de arma mortal tan bien dirigida?
Orgullos heridos, confianzas rotas...incapacidad de amar...
En el calumniado, el orgullo también puede actuar en su contra, pues, puede llegar a pensar que si una persona no le cree es porque realmente nunca hubo una real amistad y confianza; puede ser que haya algo de cierto en esa aseveración, pero, lo importante es que no debemos olvidar que las víctimas son dos; y que todos sin excepción somos seres humanos caídos; que nadie es perfecto; que la ira, que es un pecado si no la sacamos de nuestro corazón “antes del anochecer”, nos lleva a desatinos tremendamente injustos y lo más importante, es que no debemos olvidar jamás, suceda lo que suceda, que debemos responder a esta situación y a todas, por muy nefastas que parezcan, de una manera que le agrade a Dios, cristiana y bíblica.
¿Podrá la verdad algún día, sobrepasar tanta hipocresía y maldad?
La destrucción podría ser irreparable...
A lo mejor, el dueño de esta arma mortal se siente victorioso y seguro con el trofeo adquirido.
Se logra el objetivo deseado.
Matar amistades, matar confianzas, matar alegrías, matar credibilidad, matar ingenuidad, matar seguridad en sí mismos.
Se consigue alejar para siempre al enemigo. Ya no debe temer el compartir nada... todo queda bajo su posesión, como botín de guerra.
Su arma mortal ha triunfado, su maldad ha hecho que las situaciones estén como él desea...
Daño irreparable...pues, nunca las relaciones y sentimientos volverán a ser los mismos que antes de tanta infamia...
Las frases dichas entre las víctimas durante todo este proceso no pueden ser recogidas.
El supuesto ofendido, dijo tantas palabras hirientes en su dolor y orgullos heridos contra la persona calumniada, que éstas quedan marcadas con sangre en el corazón de esta última.
Nada vuelve a ser lo mismo.
Muerte... Arma mortal, la lengua...Daño irreparable...
¿Y qué pasa con el calumniador?
Su hipócrita suavidad y demostraciones de inocente amistad parecen ser intocables.
Hay que reconocer doblando rodillas que nosotros no tenemos armas para combatir la calumnia.
Aunque nuestros corazones sufran ante la injusta afrenta, debemos callar.
No hay nada que impida más el reencuentro entre dos víctimas de una lengua calumniadora, que un iracundo orgullo mal herido y un corazón dolido porque no creyeron en él...
¿Qué dice Dios de todas estas personas que hacen uso de tan mortífera arma?
“El que se goza en el mal será condenado,
y el que lleva y trae chismes y cuentos está falto de sentido,” Prov 19:5
“No esparzas la maledicencia, y así nadie te afrentará,
“Mejor es caer en el suelo que caer por la lengua. La caída de los malos llega apresuradamente.” Prov 20:19
“¿Has oído algo? Pues quede sepultado en ti, y no temas,
no te hará reventar” Prov 19:10
“El fin del embustero es la deshonra, y lleva encima siempre su deshonor.”
¿Qué dice Dios de los que caen bajo una calumnia?
“Habla a tu amigo, no sea que no lo haya dicho, y si lo dijo, que no vuelva a decirlo.” Prov 19:12
“Habla a tu amigo, que muchas veces se calumnia. Prov 19:15
“El que es fácil en creer de ligero y en esto peca,
a sí mismo se perjudica” Prov 19:4
“Y no creas de ligero cualquier cosa, que muchas veces se desliza uno, pero, sin intención. Prov 19:16
“Por esto mis amados hermanos,
todo hombre sea pronto para oír,
tardo para hablar,
tardo para airarse;
porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” Santiago 1:19-20
“Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Santiago 3:6
“Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad. Santiago 3:14
¿Qué dice Dios que tenemos que hacer ante tales personas?
“Porque ¿Quién es el que no peca con la lengua?
Amonesta al prójimo antes de reñirle.”
Amonestarlo antes de reñirlo, pues, todos pecamos con la lengua, o sea, que todos los versículos tenemos que leerlos como escritos para nosotros mismos...
¿Te parece difícil pensar que somos todos pecadores con esta arma mortal que es la lengua?
Dios nos proteja y nos revele el daño que hacemos a nuestro prójimo cuando hablamos de él con ligereza.
No minimicemos nuestro pecado resaltando el del otro.
“No hay ni uno justo” dijo el Señor...
Si te calumniaron y hablaste con la persona que se sintió ofendida por tí, y no te cree... no hagas nada... y dile a Dios que en amor se haga cargo de ella...
Tú, sólo en amor perdona, como Dios te perdona a ti, al calumniador, y al infeliz que le creyó... todo en amor...
Nunca olvides que son dos las víctimas...
Deja todo en las manos del Señor...
Pidamos al Espíritu Santo que nos mantenga con los ojos bien abiertos, y el espíritu sensible para no caer en tan infame pecado...
“.... no sea que tú también caigas...”
“Todas las cosas resultan a bien,
a los que aman al Señor...”
¡¡Ven Señor Jesús!!
Autor: Xaviera Espejo Yoacham